𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 32

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—Come todo —me dijo Minho entregándome un plato con mi almuerzo.

Ya era de tarde y no he podido levantarme de cama, no puedo caminar. Es algo doloroso y muy incómodo pero… No me arrepiento.

—¿Notaste que subí de peso? Ahora mis mejillas están como cuando era pequeño. Ya no luzco como un esqueleto —le pregunté a Minho que había tomado asiento en la cama frente a mi —. Mi piel también ha mejorado bastante, mi cabello, todo en realidad.

—Claro que lo noté, cada detalle. Si antes eras hermosos ahora más —respondió el rubio y le sonreí.

—Gracias. ¿Lo hice bien?

—¿En serio preguntas eso? ¿No notaste el estado en el que me dejaste? —sonrió —¿Yo cómo lo hice? ¿Te gustó? ¿Te arrepientes?

—Literalmente no puedo caminar —le respondí mientras comía un poco.

—Eso no quiere decir que lo haya hecho bien.

—No me arrepiento… Me gustó —admití sin mirarlo a la cara. Me daba un poco de vergüenza.

—Estoy feliz de escuchar eso. Aunque me preocupa que no puedas caminar, quizá debería haber sido más cuidadoso —dijo Minho, su rostro lleno de preocupación.

—No, no te preocupes. Sé que lo hiciste con cuidado. Supongo que es normal sentirme un poco adolorido después de la primera vez —le respondí, intentando calmar sus preocupaciones.

Minho pareció aliviado por mis palabras y asintió, aunque aún había una traza de preocupación en sus ojos.

—Incluso si es normal, no quiero que estés incómodo o en dolor. Si necesitas algo, por favor dímelo. Puedo ayudarte a moverte o puedo conseguirte algo para aliviar el dolor.

Sonreí ante su preocupación y le aseguré que estaba bien. A pesar de la incomodidad, no cambiaría nada de lo que había sucedido. Había sido una experiencia increíble, una que nunca olvidaría.

—Estoy bien, Minho, de verdad. Solo necesito descansar un poco y pronto estaré de pie —le prometí, aunque no estaba completamente seguro de cuánto tiempo me llevaría recuperarme completamente.

Minho asintió, aunque no parecía completamente convencido. Sin embargo, pareció decidir que no había nada más que pudiera hacer en ese momento y se conformó con acariciar suavemente mi cabello mientras terminaba mi comida.

—¿Cómo te va con las clases? Ya estuve arreglando unas cosas para que comiences a trabajar en la empresa.

—¿Qué? ¿De verdad? —le pregunté después de casi ahogarme con la comida —¿Crees que estoy listo para eso? Tu empresa es muy distinta al restaurante…

—¿Por qué dudas de tí mismo? Ni siquiera yo lo hago. Por supuesto que estás listo —me aseguró —No te preocupes tanto, mi mano derecha en la empresa será el encargado de capacitarte y le he estado hablando sobre tí.

—¿Cómo se llama?

—Jae Wook, te caerá bien. Es la única persona que podría considerar como un amigo o parecido —me respondió Minho y solo me quedé mirándolo un rato —. ¿Qué pasa?

—Si tienes un amigo —le dije sonriente.

—¿Eso te pone feliz? —me preguntó y yo asentí.

—Siempre es bueno tener alguien con quien contar… ¿También te pondrás feliz cuando consiga amigos? —le pregunté pero el rubio solo hizo una cara de disgusto.

Ya había terminado de comer asi que Minho tomó el plato y lo puso sobre la mesita de noche para luego acercarse a mi.

—No creo que feliz sea la palabra correcta —dijo y se quedó pensando.

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