𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 15

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—Me mordiste —le dije a Minho al tiempo que trataba de ver mi labio inferior.

Ni fué un mordisco fuerte, fué súper suave pero me tomó por sorpresa.

—Pero fué suavecito Han —aclaró el rubio mientras me daba besos en mis mejillas.

—Creo que ya deberíamos irnos, es tarde.

—No quiero regresar aún —me respondió Minho casi en un susurro.

—Pero es que... —hablé nervioso mientras miraba a todos lados a ver si venía alguien —Es tarde y puede venir alguien.

—¿Estás nervioso porque puede venir alguien o por otra cosa? —me preguntó muy cerca de mi oído haciendo que se me pusiera la piel de gallina.

—No... No estoy nervioso.

—Ajá- —Minho iba a decir algo más pero escuché un ruido muy cerca así que como primera medida le tapé la boca al rubio con mis manos.

Minho abrió los ojos de manera graciosa y yo lo miré de mala manera.

Estoy seguro de que escuché algo.

—Ah... —suspiré involuntariamente cuando sentí las manos de Minho por dentro de mi ropa.

—Deja la paranoia Han, ya te dije que no hay nadie. De seguro fué un animal —me dijo Minho sobando mi abdomen con delicadeza.

—¿Cómo lo sabes? —le pregunté mientras miraba el movimiento de sus brazos.

—Porque lo sé, además... —Minho hizo una pausa y miró a los lados antes de acercar su rostro al mío haciendo que lo mirara a los ojos —No tengas miedo, nadie va a robarte. No lo permitiré.

—Yo... Yo no... No tengo miedo.

—¿No? —me preguntó sobando nuestras narices.

—¿Puedo preguntarte algo?

—Lo que sea —me respondió sonriente.

—¿Por qué haces esto? —le pregunté con mi voz toda temblorosa.

—¿Hacer qué? —indagó él sacando sus manos debajo de mi ropa y poniendo sus manos en mi nuca.

—Esto. Todo esto. —le dije repasandolo con mi mirada.

—¿No te has dado cuenta aún?

—¿Cuenta de qué? —le pregunté muy confundido.

—Digamos que... Que me gusta mucho tu compañía.

—Pero las cosas que hacemos... Ya sabes... ¿No lo hacen solo las parejas?

—¿Quieres que seamos una pareja? —me preguntó Minho y a mí casi se me sale el corazón.

Cómo pude me quité de esa banca rápidamente y me alejé hecho un manojo de nervios.

—Cuidado Han, vas a caerte —me dijo Minho sentándose cruzado de piernas en la banca con una gran sonrisa en su rostro.

—¿De qué te ries? —le pregunté abrazándome a mi mismo.

—De lo mucho que te escandalizaste por lo que dije. ¿Tan feo soy?

—¡¿Qué?! Yo no dije eso.

—¿Entonces te parezco hermoso? —cuestionó el rubio levantándose y acercándose a mí.

—Yo...

—No, tú no, estamos hablando sobre mí —dijo y rió.

Al estar frente a mí puso sus manos en mi cintura y me acercó aún más a él.

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