𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 8

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—Sal porfavor Han, o déjame entrar a la habitación —me pidió Minho fuera de la habitación.

Al llegar solo pude correr, encerrarme en la habitación y tirarme a llorar a la cama.

No sabía qué me estaba doliendo más si la mejilla o el corazón.

—¿Quieres que te traiga algo? ¿Necesitas algo? —me preguntó Minho pero no le dí una respuesta.

Al no escucharlo más supe que había desistido y que se había ido.

No quiero que venga a consolarme y darme palabras de aliento mientras siente pena por mí.

¿Por qué no puedo ser como él? Soy igual de indefenso que una mariposa.

Yo solo quería lo que me correspondía. Sabía que el señor Yang no iba a recibirme con los brazos abiertos ni nada parecido pero tampoco esperé que me golpeara.

¿Qué habría pasado si Minho no hubiera estado ahí? Sé perfectamente lo que habría sucedido.

Estaría llorando en plena calle lleno de golpes y sin nada de dinero.

Aveces solo quiero a mi abuela de regreso.

✧───୨୧───✧

—Lamento haberme ido de tal forma a mi habitación —dije cabizbajo luego de haber tocado la puerta de la habitación de Minho y que este me hubiera dado permiso para entrar.

Él estaba acostado en su cama viendo lo que parece ser una película.

—Quería darte las gracias por defenderme y también decirte que no es necesario que vayas mañana temprano a ese lugar, no quiero tener más problemas ni ser más odiado por el señor Yang —terminé de hablar e hice una reverencia para luego salir de ahí.

—¿Por qué te vas? Ven acá —escuché decir a Minho. Me dí media vuelta y lo miré.

—Yo... Yo no me siento cómodo estando en su habitación —le respondí evitando su mirada.

—¿Por qué?

—Siento que estoy tomando muchas atribuciones —le respondí.

—No digas tonterías Han, ven a sentarte —me dijo Minho mientras daba unas palmadas en la cama invitandome a ir.

Con mis piernas de pollo temblando caminé hacia la cama y me senté en una esquina a la orilla.

Minho se acercó a mí y acarició mi mejilla lastimada.

¿Por qué siempre debe estar tan cerca de mí?

—¿Te duele? —me preguntó y yo asentí —Te quedó un pequeño moretón.

—Lo sé —dije. Minho apartó su mano y se quedó sentado a mi lado.

—Me gustaría cumplir con lo que me pides pero no puedo, no puedo dejar que ese tipo se salga con la suya —habló Minho mientras ponía en pausa la película —Por lo menos haré que te pague lo que te debe. No es necesario que vayas, yo puedo arreglar ese asunto.

—No pienso volver ahí. Me siento muy humillado —hablé yo —¿Viste que me trató como si fuera una basura? Eso es lo que soy.

—Ciertamente no, estás muy equivocado. No eres una basura, basuras son los que abusan de su estatus y se aprovechan de ti —me dijo Minho.

Salvándote Donde viven las historias. Descúbrelo ahora