𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 20

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La noche anterior estuve despierto, con innumerables dilemas rondando en mi cabeza. Me siento abrumado por todas las decisiones que debo tomar.

Siento como si estuviera perdido en un bosque bajo la luna llena, sin una linterna para iluminar el camino y sin tener idea de hacia dónde debo ir.

Sin embargo, hay una cosa que tengo clara entre toda esta confusión. Necesito tener una larga conversación con Minho y pedirle disculpas por el ataque de ira que tuve ayer.

Es miércoles, y eso significa que Minho llega más temprano, a la hora del almuerzo exactamente.

Como un primer paso para obtener su perdón, planeo recibirlo con un almuerzo abundante y variado.

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Mientras me preparaba para empezar a cocinar, abrí el refrigerador y pegué un pequeño salto al escuchar el sonido de mi teléfono.

No esperaba ninguna llamada. Seguro es Minho.

—¿Sí? —pregunté al responder la llamada.

—¿Entonces? ¿Cuándo nos vamos a ver? —esa voz familiar… otra vez él.

—¡Borra mi número! Déjame en paz —le respondí exaltado y colgué.

¿Por qué tiene que volver ahora? Siempre ha sido demasiado inoportuno, parece que tiene un superpoder que lo hace aparecer en el peor momento. Tengo demasiadas cosas en la cabeza para tratar con él en este momento.

—¿Quién debe dejarte en paz? ¿La carne congelada? —preguntó una voz detrás de mí.

Me giré y allí estaba Minho, empapado de pies a cabeza y con sus zapatos en la mano. Me acerqué a él y tomé sus zapatos.

—¿Está lloviendo? Pero si hace un rato estaba soleado. Voy a buscar toallas, quédate aquí —le dije. Pasé por su lado para ir en busca de toallas pero Minho me sujetó del brazo.

Miré confundido su mano sujetando mi brazo y luego lo miré a él esperando una respuesta u explicación.

Al ver que Minho no tenía intenciones de hablarme decidí hacerlo yo. —¿Pasa algo? ¿Necesitas que traiga algo más?

Y así empapado como estaba, Minho me abrazó con fuerza. Yo solo me quedé inmóvil mientras mi ropa se mojaba por el contacto con la suya.

Segundos después se separó y me dió un beso en la mejilla. ¿Qué se supone que haga ahora?

—¿Sigues enojado conmigo? —me preguntó el rubio con voz preocupada y baja. —Quiero pedirte perdón por las cosas que te dije ayer, no era la manera.

¿Se está disculpando conmigo? —Oh no Minho, espera —lo detuve. —No tienes que pedirme disculpas. En realidad… Como pensé que llegarías a la hora del almuerzo, ya que hoy es miércoles decidí hacer un almuerzo especial de disculpas para tí.

—Pero Han.

—Déjame terminar —le pedí. Coloqué mis manos sobre su pecho y retomé mis palabras —Actúe muy mal ayer y me siento muy apenado contigo. Sé que un almuerzo no compensará nada pero por lo menos… Por lo menos consideraras mi perdón con el estómago lleno.

Ví a Minho sonreír. Siempre se ve mejor cuando sonríe.

—¿Por qué sonríes? ¿Qué significa esa cara? —le pregunté ansioso.

—Significa que solo voy a perdonarte si me prometes que harás el intento de no verme como tú enemigo, porque no lo soy —me propuso Minho y yo acepté.

Salvándote Donde viven las historias. Descúbrelo ahora