𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 2

2.2K 213 281
                                    

Salí de la ducha minutos después, si fuera por mi me hubiera quedado toda la vida ahí, pero lastimosamente no se puede.

Al lado de la puerta del baño habían unas repisas en dónde estaban algunas toallas, con cuidado tomé una y sequé mi cuerpo mientras me veía con rabia al espejo.

Estoy demasiado flaco. Perdí las mejillas que alguna vez tuve, perdí mis muslos gorditos, perdí la poca panza que un día llegué a tener... Me veo muy feo así, solo doy lastima. Por lo menos en la ducha había shampoo y acondicionador y mi cabello largo y descuidado ya no se ve tan feo.

Debajo del gran lavamanos habían unos cajones los cuales abrí, en el primero encontré desodorantes, cremas dentales, hilos dentales y cepillos de dientes; en el segundo había una pequeña cesta cuadrada, de esas que son tejidas con algo que parecían ser chicles... No eran chicles, eran condones. Además de eso habían unos botes que parecían ser shampoo pero dos eran lubricantes y otros eran cremas corporales.

Tomé una crema dental, un desodorante y un cepillo de dientes. Yo no tenía desodorante, cuando tenía suerte me lavaba las axilas con agua, crema dental menos, tenía que robarme un poco de sal en la cocina y con eso me cepillaba, y hablando de mi cepillo de dientes, ya dejó de ser uno, está todo dañado.

Es muy difícil cuando veía que no podía tomar ni siquiera una moneda de mi sueldo y gastarlo en mi, todo era para mamá o todo era para dárselo a alguno de los prestamistas.

Terminé de lavarme los dientes y me sentí tan bien al sentir mi boca limpia, pero limpia de verdad. Estaba algo feliz hasta que recordé que debía ponerme otra vez una ropa sucia y llena de agujeros.

Solo tengo dos pantalones y dos camisas que son de mi uniforme el cual no fue renovado en ninguno de los cinco años que estuve trabajando ahí. Al principio me quedaban bien pero gracias a que fuí adelgazando y adelgazando ahora debo sujetarme el pantalón a la cintura con un cordón de zapato que encontré en la calle y la camisa me queda bailando, parezco un velero. Y dos boxers que limpio cada vez que puedo.
Pero no puedo ser tan malagradecido, por lo menos tengo algo que ponerme.

Salí del baño y en la cama había algo.

Espero te queden, es una ropa que a mí no me queda.

Siéntete libre de usarla y cuando estés listo baja a cenar.

Minho.

Luego de leer la pequeña nota tomé la ropa, olía súper rico y obviamente estaba limpia.

Era unos shorts Adidas que se suponía que me debían llegar un poco más arriba de las rodillas pero me quedaba por debajo de ellas, pero no mucho, una musculosa blanca que me quedaba algo suelta pero bien y un par de medias.

Me miré en el espejo de cuerpo completo y la verdad es que pensé que me iba a ver peor, como la ropa me queda algo holgada no se nota mucho lo falta de alimento que estoy, aunque mis pómulos huesudos y mis clavículas siguen muy a la vista.
Me arreglé un poco el cabello con las manos y decidí bajar.

De verdad que estoy impresionado con lo hermoso que es este lugar, me recuerda a la antigua casa de mi abuela, pero la de mi abuela era más pequeña.

Al bajar las escaleras no ví a Minho por ningún lado así que fuí directo a la cocina.

Por su cabello mojado y su cambio de ropa puedo deducir que él también se dió un baño.

Salvándote Donde viven las historias. Descúbrelo ahora