𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 7

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Luego de lo que sucedió en esa oficina salí disparado y me encerré en mi ahora habitación.

¿Qué carajos hice? Yo nunca creí... Estuvo muy mal lo que hice, Minho creerá que me estoy aprovechando de él o algo así.

¿Cómo se me ocurre actuar así? Él es alguien muy importante y yo solo un casi vagabundo. Dios mío, que vergüenza la que siento ahora.

Lo peor es que debo volver a dar la cara porque tengo que ir hoy si o sí a buscar mi liquidación allá en ese restaurante que es más parecido a un infierno.

Conociendo a mi antigüo jefe si no voy hoy ya mañana me va a decir que el plazo para mí liquidación caducó o algo así, él siempre encuentra una excusa para hacerme la vida más difícil.
En eso se parece a mi mamá.

Tengo que darme una ducha y trataré de olvidar lo que sucedió. Espero que Minho no toque ese tema.

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Luego de darme una ducha en la cual me leí las instrucciones del shampoo, solo para no pensar en lo que hice con Minho, me vestí y bajé en busca del rubio.

Lo encontré en la cocina comiendo algo.

Suspiré y tratando de ser valiente aclaré un poco mi garganta para hacerle saber qué estaba ahí.

—Oh, Han. ¿Quieres fruta? —me preguntó él de lo más normal.

Al parecer él no va a tocar ese tema, eso espero.

—No gracias. Lo qu- que pasa es que tengo que... —comencé a jugar con mis manos sintiéndome muy nervioso. No puedo soportar su mirada sobre mí —Hoy me van a dar mi, mi liquidación y tengo que...

—¿Quieres que te lleve a tu antiguo trabajo para que te den tu liquidación? —me interrumpió Minho.

—Se lo agradecería. Te lo agradecería —me corregí —Si es mucha molestia yo puedo, puedo tomar un taxi.

—¿Cómo crees? Claro que no. Déjame ir a buscar mi billetera y las llaves del auto, espérame afuera —me dijo Minho y luego salió de la cocina dejándome ahí casi petrificado.

Tratar de obviar lo que sucedió va a ser más difícil de lo que pensaba.

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—¿Quieres que te acompañe adentro? Después de todo lo que te hizo ese hombre asqueroso no estaré tranquilo si vas tú solo —me dijo Minho mientras estacionaba su auto cerca del restaurante.

En el camino ninguno habló, Minho solo colocó música y en ocasiones tarareaba la letra.

—Si quieres, pero preferiría que actuara como si no me conociera —le dije cabizbajo.

—¿Estas nervioso?

—Un poco. No es fácil para mí regresar aquí —le respondí mientras veía a las personas entrar y salir del restaurante.

—¿Muchos recuerdos? —me preguntó y yo asentí con una pequeña sonrisa de labios cerrados.

—Pero de igual forma estoy agradecido con el señor, fué el único que me dió un trabajo todos estos años. Si hubiera sido por él no sé dónde estaría yo ahora.

Salvándote Donde viven las historias. Descúbrelo ahora