18: rivales en el amor

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—¿Por qué estás tan triste? Mañana es la excursión a Gyeongju, ¿lo sabes verdad? —Yoongi me revolvió el pelo dulcemente y cerró las pestañas, somnoliento. Inmediatamente pude afirmar que se había quedado toda la noche despierto.





Sus preocupados ojos se abrieron tan pronto como vio los círculos oscuros bajo mis parpados. Poco sabía él, de que estaba tan preocupada por otra cosa que el tan esperado viaje había abandonado mi mente.






Jungkook.







Han pasado dos días desde la última vez que lo vi, y he sentido el temor y la culpabilidad amontonándose en mi corazón. Me he mantenido alejada por dos motivos: la confirmación de sus sentimientos hacia mí, y el hecho de que se desmayó por culpa de un descuido mío.






Sin embargo, no estaría bien de mi parte huir y esconderme para siempre. Así que he decidido encargarme del asunto por mí misma, hurgando en el armario de Yoongi y estirando de uno de sus pantalones largos de chándal. Espero que no le importe que lleve esto con mis bragas de abuela...






En el momento en que llegué a la puerta de Jungkook, marqué su número. Esperé a que se conectara la llamada, las manos me temblaban con cada pitido que emanaba del teléfono, me estremecí cuando el eco de una voz llegó a mi oído.






—¿Soojung? —dijo la voz, haciendo que mi corazón se detuviera. De alguna manera escuché respiraciones pesadas desde el otro lado de la línea, el sonido hacía cosquillas en mi oído.


—Yo...ehh —respondí, aun sorprendida por como de grave parecía su voz a través de la llamada—. Estoy delante de tu puerta, podrías salir...


Fui interrumpida cuando se oyeron pasos estruendosos acercándose en mi dirección. La puerta se abrió de golpe, revelando a un distorsionado y sudoroso Jungkook. Mis ojos viajaron por su cuerpo semidesnudo, su abdomen perfectamente esculpido y los pantalones cortos que colgaban de su cadera. Me fijé en la forma en la que su pecho subía y bajaba, y sus labios entreabiertos liberaban cálidos jadeos. Me quedé de piedra en frente de él, incapaz de pronunciar palabra alguna.







—¿Te gusta? —Jungkook se apoyó en el marco de la puerta, ajustándose sus guantes de boxeo. Una evidente sonrisa surcó sus labios mientras dejaba de escrutarle y desviaba la mirada a un lado.


Estaba boxeando. Estaba boxeando, Soojung. Deja de pensar en guarradas. Me repetí las palabras en la cabeza, pero las imágenes de su respiración pesada pasaban muy rápido.










Jungkook se debió dar cuenta de lo que estaba pensando, pues me empujó hacia el interior, cerrando la puerta detrás de él.











—¿Desde cuándo haces...? —señalé sus guantes.


—¿Desde el instituto?





Hala. ¿Así que te puedes mover muy rápido?








Soy boxeador, Soojung. Naturalmente que mis manos son rápidas, sobre todo en la cama —sonrió con satisfacción.

RIVALS || jjk. (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora