32: tensión sexual

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—Fuguémonos de aquí.



Me tomó un par de segundos comprender las tres palabras que entraron por mis orejas. Sin embargo, Jungkook tenía una mirada decidida en los ojos que planeaba el siguiente paso.



—¿Cómo lo vamos a hacer? No tenemos los recursos...



—Tengo una propiedad en 부산시(Busan), así que nos podemos esconder allí por lo menos hasta que todo se haya calmado.





—¿Pero qué pasa con el instituto? ¿Y con mi hermano? —empecé a preocuparme.



—Me encargaré de esos asuntos, pero es inevitable que tengas que estar separada de Yoongi hyung por un tiempo... —Había un matiz de culpabilidad en la expresión de Jungkook. Sabía que no quería dejarme sola porque la familia Jeon podría amenazarme, así que estaba bastante decidida a estas alturas de que esta era la única solución que nos quedaba.





Ve a la entrada, llamaré a un taxi por ti. De ahí, ve a casa y coge todo lo que necesites. Te estaré esperando con mi coche.







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Me tomó otro momento darme cuenta de que esto estaba ocurriendo de verdad. Me estoy fugando con mi novio como en un culebrón... todo estaba planeado, con una madrastra malvada (que en este caso eran los padres pijos de Jungkook) y la pobre de mí, con mis pantalones de chándal súper cómodos intentando meter todas mis cosas en la desgastada maleta. ¿En qué narices me estoy metiendo?





Pero esto no era un simple cuento de hadas, porque en este instante estoy haciendo todo lo posible por separar mis braguitas de la regla de mis braguitas normales y meterlas en la maleta como corresponde antes de que Jungkook pise mi casa. Dios mío.



Después de escribirle una nota rápida a Yoongi sobre lo que iba a pasar, agarré mi equipaje y me metí en el coche de Jungkook para un increíble e improvisado viaje por carretera hacia Busan.





¿Lista para irnos? —Jungkook, que se había cambiado de ropa y ahora llevaba su habitual atuendo, se apoyaba contra el volante y me miraba con un entusiasmo retenido. Experimenté una ola de adrenalina en cuanto asentí con la cabeza, aceptando y poniéndonos en marcha hacia el sitio, solos en una zona apartada en la que nadie sabrá de nosotros.





Mientras Jungkook continuaba conduciendo por la infinita carretera, comencé a notar como mis parpados se volvían pesados. Acompañados por el diluvio que caía sobre nosotros, y el agotamiento de los eventos de la noche, en poco tiempo caí rendida ante el sueño.



Solo me desperté cuando Jungkook pasó su mano por mi muslo, dibujando círculos reconfortantes en mi piel. Me lanzó una mirada y sonrió.



Quedémonos en un motel esta noche, y continuemos con el resto del viaje mañana —sugirió, arrastrando las palabras.

Como estaba tan agotada acepté su propuesta.

No pasó mucho rato antes de que encontráramos uno que lucia bastante destartalado, llamado Hotel Catapulta... las luces de neón parpadeaban, demostrando la baja calidad del mantenimiento del edificio. Las luces de algunas de las letras se habían fundido, así que se leía HOTEL PUTA. Genial.

—Hola —nos dio la bienvenida, sin mucho entusiasmo, un hombre corpulento con una barba desaliñada—. En qué coño puedo ayudaros.



—Eh. Queremos reservar dos habitaciones.



Se siente, amiga —el supuesto "recepcionista" cogió su cigarro y lo lanzó a una papelera que tenía cerca—. Solo nos queda una habitación libre.



Espera. ¿Una habitación?



—Está bien, nos quedamos con esa —Jungkook no dudó ni dos segundos en sacar su tarjeta de crédito negra, sorprendiendo al hombre. Pasó la tarjeta por el lector y se la devolvió con una expresión algo moralista pegada en la cara.





Jungkook, solo hay una cama —le recordé mientras íbamos de camino a la habitación del motel, la cual era sorprendentemente rústica y agradable a pesar del aspecto andrajoso del exterior.



Soy tu novio —me recordó en respuesta—. Y no es como si fuera la primera vez que dormimos juntos.





—Lo sé... —sentí una tensión indescriptible en el aire. Sabía que era normal para nosotros ser íntimos, pero solos, los dos, ¿en una cama de motel? Había algo que gritaba peligro... podía pasar de todo en una sola noche.



Pronto mis preocupaciones aumentaron cuando Jungkook empezó a quitarse la camisa para luego lanzarla sobre la cama.



Voy a darme una ducha —me informó, alborotándose el pelo. Inspiré hondo y asentí.



Jungkook no tardó mucho en ducharse. Después de salir se puso un albornoz y se sentó en el borde de la cama, mirándome directamente. Tragué saliva mientras me miraba con una expresión algo seductora, sus ojos estaban llenos de perpetua lujuria que parecía estar reteniendo. A este punto era evidente que en el aire flotaba una tensión sexual... la forma en la que el albornoz colgaba de su cuerpo desnudo, y su pelo húmedo y despeinado, me volvía loca.



Jungkook también parecía estar conteniéndose, me estudió de arriba abajo, sin dejarse una sola parte de mí sin revisar.



—Y-yo también voy a ducharme —me di la vuelta rápidamente para esconder mi sonrojo.



Para cuando salí de la ducha, Jungkook estaba apoyado en la pared, justo al lado contrario del baño, leyendo algo en el móvil. Mientras levantaba la cabeza para mirarme, presencié un cierto apetito en su mirada, un deseo por contacto sexual. Caminé lentamente hacia él, y de inmediato me atrajo a su pecho, posando sus labios sobre los míos.





Le correspondí. Los dos empezamos a mover nuestros labios a la vez, pasionalmente, con ganas de contacto físico. El beso era sublime, cada vez que rozaba la punta de sus labios contra los míos era tan cuidadoso, me hacía estremecerme... se sentía tan dulce, y a la vez tan intenso. Jungkook pegó mis caderas a las suyas con un innegable impacto, como si estuviera dándose un festín conmigo, devorándome con un hambre insaciable.





Soojung... ¿Puedo tocarte? —Su pecho subía y bajaba mientras jadeaba por nuestro beso. Sus labios, ahora rojos y brillantes, se mordían con tentación casi con vida propia. Asentí, entonces me alzó en sus brazos, llevándome cuidadosamente hasta la cama.





—Soojung... —me llamó, con la voz llena de deseo sexual. Jungkook me puso sobre las sabanas con sus bíceps, su albornoz se deslizó hacia abajo donde su voluminoso pecho y abdomen podían ser vistos desde mi posición. Su cuello estaba cubierto por una fina capa de sudor de nuestra previa sesión de besos. Dios reza por mí.



—Esta vez —susurró en mi cuello.

















No pienso contenerme.

















Estoy escribiendo esto antes de irme de vacaciones, no me acuerdo si revisé este cap, pido perdón por el retraso y por los posibles fallos ortográficos. Espero que estéis pasando unas felices vacaciones y cuidaos mucho!!




RIVALS || jjk. (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora