21: encerrados

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—Se han ido... —dejé escapar un largo suspiro. Jungkook, por otro lado, estaba reacio a separarse de mí—. Estoy cómodo —Me dio un suave mordisco en la oreja, abrazándome con firmeza. Este lado infantil suyo siempre me afectaba, y él lo sabía.




—Jungkook, tengo que terminar mi trabajo —le recordé, dándole palmadas en la espalda con suavidad. Besó las marcas que había dejado en mi cuello, ignorando lo que le había dicho.


—Soojung, tu único trabajo ahora es estar debajo de mí —comentó con una sonrisa engreída. De nuevo, puse los ojos en blanco por su comentario—. Escucha... si quieres jugar a este juego conmigo déjame que te enseñe algo —lo aparté, haciéndole caer con éxito al hacerle una llave con el brazo—. ¿Ahora quién está encima?



Jungkook me mostró una sonrisa divertida. No dudé en arrastrarle fuera de la habitación, cerrando la puerta de un golpe para que nadie más pudiera entrar. Cuando volví al trabajo, mis ojos se toparon con un trozo de papel doblado al lado de las arrugadas sabanas. La carta, dirigida a Jungkook, tenía un pequeño dibujo junto a unas palabras escritas atropelladamente: "parece que has conseguido a la chica linda por la que estabas loco", se leía, seguido de un garabato de dos personas debajo de unas sabanas. Oh Dios.





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¿Dónde estabas? Estaba preocupado —Jimin corrió hacia mí tan pronto como nuestros ojos se cruzaron. Nuestro grupo estaba encargado de los materiales que necesitaríamos antes de irnos mañana, así que saqué mi móvil para enviarle un mensaje a Jungkook—. ¿Tienes su número? —Jimin me miró fijamente, con un tono de celos en la voz. Asentí lentamente.




Le he pedido que nos veamos en el almacén —expliqué, pero Jimin parecía estar en medio de una batalla en su cabeza. Entrelazó sus manos con las mías, sus orejas estaban teñidas de un tono rosado.




Dame tu número —demandó, mirándome expectante. Un poco sorprendida cumplí su petición—. Te llamaré esta noche, así que no hagas planes —acarició las palmas de mis manos con las puntas de sus dedos suavemente, antes de mirarme con una sonrisa juguetona. Su repentino ataque me tomó desprevenida, este hombre es peligroso, me recordé rápidamente.



Cuando por fin llegué al almacén, Jungkook ya estaba allí, apoyado contra la estantería llena de panfletos de viajes y cajas de cartón. 



—Eh, princesa —me sonrió dulcemente, obviamente feliz de que le hubiera enviado un mensaje. Levanté las cejas en respuesta a sus palabras de bienvenida.



—¿Cuántos apodos tienes para mí? —pregunté mientras me acercaba arrastrando los pies para buscar los materiales que necesitábamos.




Más importante... —bajó la voz, agachándose para susurrar en mi oído—. ¿Cuándo tendré una respuesta a mi confesión?




Al instante mi cara se enrojeció cuando recordé los eventos anteriores. 


Ahora no es el momento para eso, Jungkook —los borré de mi cabeza, pero continuó acorralándome en busca de mi atención.




¿Puedo ser tu novio? —rogó, inclinándose hacia mí con una sonrisa atrevida. Dejé lo que estaba haciendo para mirarle.



Mira, si sigues así voy a tener que hacerte cosas malas —susurré en su oído, acorralándole contra la pared del almacén. Un brillo juguetón iluminó los ojos de Jungkook, seguido de un sumo interés por mis palabras



¿Qué quieres decir con eso...? —sus labios se curvaron en una sonrisa desbordante. Parecía que tenía algo sucio en mente, como me lo imaginaba.



—Con eso quiero decir que te voy a pegar donde más duele —sonreí dulcemente. Una mirada divertida apareció en su rostro tan pronto como escuchó mi amenaza.



Peleona. Pero eso hace que te desee más, nena —dijo, atrayéndome directa a su pecho.



Y justo cuando estábamos en una posición sugestivamente íntima, un puñado de pasos sonaron en nuestra dirección. Inmediatamente, empujé a Jungkook detrás de las estanterías, cubriendo su boca a toda prisa. 



—¿Hay alguien ahí? —preguntó una voz desde fuera. Nos quedamos callados. Después de un momento de silencio, el sonido del pestillo llenó la habitación, y una sensación de pavor me sacudió el cuerpo.




Mierda —murmuré para mi misma y para Jungkook, que me devolvió la mirada.




RIVALS || jjk. (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora