38: Londres

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La comida del avión era horrible.


Después de un desagradable viaje en avión de 12 horas, por no mencionar que estuve sentada con un hombre con mal olor corporal, llegué a Londres


Me salté las clases. Pero eso no era importante ahora mismo. Lo que sí lo era, era encontrar a Jungkook.


Por una vez en la vida no sabía por donde empezar, pero un par de pistas que me dio Nayeon me pusieron en marcha. Rápidamente llegué a un sitio que parecía un palacio, con guardias de seguridad que tenían cara de pocos amigos. Desprendía un aura de lujo, como un castillo en la medianoche, de fama y riquezas. Incluso el jardín tenía una glorieta y varios ornamentos, como si un profesional lo hubiera diseñado. Mis piernas estaban temblando dentro de mis botas. Según la información, él estaba ubicado aquí... pero no sabía que iba a ser así de sofisticado el sitio. ¿Cuánto tengo que pagar de alquiler para permitirme aunque sea un baño?


Deseché eso de mi cabeza y me concentré en lo que había venido a hacer. Agarrando mi mochila llena de cosas que probablemente no necesitaba, me acerqué a la puerta con extremo cuidado.


Hola —dije al portero automático—. Vengo a ver a Jeon Jungkook.


¿Tiene cita? ¿Cuál es su nombre? —respondió la voz al otro lado.


N-no... Soy Soojung —contesté, y hubo un silencio.


Por favor márchese —dijo.


Y tras decir eso el portero automático se apagó, y me quedé plantada en el suelo. Después de un rato los guardias de seguridad empezaron a hacerme gestos para que me fuera, como si estuviera invadiendo su espacio personal.


Si hay que hacerlo por las malas, entonces...


Me colaré.


De todas formas no es como si tuviera un hotel, ni una maleta. Solo tenía un día para traerlo de vuelta, y ese día era hoy. Sin importar lo que pasara.


Por lo tanto trepé por la parte de atrás del castillo, buscando formas de bordear la propiedad privada. Al final encontré una valla en la parte de atrás que podía escalar, pero era demasiado alta, oh. Solo se vive una vez, apreté los dientes, escalando por la verja con todas mis fuerzas. Afortunadamente, mi determinación sirvió de algo, y conseguí subir por la valla con un gran esfuerzo.


Pero ahí no acababa la cosa. Había cámaras alrededor de todo el edificio que tenía que evitar, y me sentía como una ladrona. Si lo fuera robaría patatas en vez de dinero.


Logré meterme por una ventana abierta, entrando en el edificio. Excepto por esa cámara que quizás me pillara, estaba a salvo.



—He oído que el heredero tendrá una fiesta de compromiso esta noche —unas voces venían hacia mí, y me escondí. Escuché atentamente su conversación.


—Es una pena, ha estado encerrado en su habitación desde que llegó.


La habitación de Jungkook. Lo podré encontrar allí, ¿pero dónde estaba?


Por desgracia se fueron antes de que pudiera escuchar algo más. Miré a mi alrededor y me percaté de que estaba en los vestidores de las criadas. Se me ocurrió una idea brillante de repente, y empecé a ejecutarla... robando un uniforme del vestuario y poniéndomelo de tapadera. Genial. Por un momento me sentí como James Bond y sus películas.


Avancé hasta los pisos superiores donde podía empezar a encontrarle, pero incluso después de un rato no encontré nada que me pudiera llevar hasta su habitación.


Fue entonces cuando vi un guardia que me resultaba vagamente familiar. ¡Era uno de los que estaba en la puerta unos minutos atrás! Mierda. Intenté esconderme, pero parecía notar algo. Mientras se acercaba cada vez más a mí sentí como mi corazón se aceleraba...



Hasta que me arrastraron a una habitación.



¿Estás loca? —dijo una voz, y mis ojos se enfocaron en la figura en frente de mí—. ¿Por qué estás aquí...?



Jungkook.




Llevaba un esmoquin ajustado, su pelo enmarañado brillaba bajo la luz de la luna. Había una innegable llama en sus ojos, como si hubiera presenciado lo imposible.



¿Por qué estás aquí...? —me atrajo a sus brazos, estrujándome firmemente—. Justo cuando estaba pensando en ti...



Lo besé.



Nuestros labios se movieron a la vez, desesperadamente. Sentí como mi piel hormigueaba bajo su tacto... era una felicidad arrolladora. Las yemas de sus fríos dedos viajaron desde mi cara hasta mi cuello, y bajaron por mi brazo, haciendo que un escalofrío me recorriera la columna. Entonces agarró mi cuerpo y lo levantó, cargándome hasta su cama.


Te he echado de menos... —dijo con voz grave. Los ojos de Jungkook eran como el océano, podías ahogarte en ellos. Empezó a besarme el cuello, y a desabrochar mi camisa. Mientras llegaba hasta mi sujetador succionó severamente mi piel, dejando marcas que me afirmaban como suya. Me dejaba desconcertada, y jadeando por oxígeno. La sensación era tan placentera y a la vez tan dolorosa, que nuestra actual situación simplemente desapareció de nuestras cabezas. La única cosa que estaba en nuestros pensamientos era el otro, y sentir el toque del otro en nuestra piel.



Y en ese momento, mientras se cernía sobre mí en la cama, apartando las sabanas bruscamente, sus ojos se clavaron en los míos.


—Te quiero. Te quiero a ti y a nadie más. Si tuviera que elegir, te elegiría a ti una y otra vez —Acarició mi mejilla tibia, dejando salir sus sentimientos.



Yo...






Y cuando estaba a punto de responderle, alguien llamó a la puerta.







RIVALS || jjk. (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora