3: declaración de guerra

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—Un par de bolas, y listo... —murmullé para mi misma cuando terminé mi obra maestra sobre su frente. Casi me meo de la risa imaginándome su reacción al despertarse.


Justo cuando terminé el dibujo Jungkook se removió, por poco no me dio un paro cardiaco. Le sonreí nerviosa, pero no pareció darse cuenta de que estaba a su lado.


...Soojung —susurró somnoliento, parpadeando varias veces. Su mano fue hacia la mía, sujetándola firmemente.


—Qu... ¡Suéltame! —murmuré con agresividad, ya que no podía hablar muy fuerte. No pareció moverse así que le golpeé la cabeza suavemente con un libro para despertarlo.


Jungkook apretó mi mano antes de despertarse por completo.


—Es la chica de los lunares —me sonrió, estirando su mano, la cual seguía firmemente entrelazada con la mía. Dibujó círculos sobre la palma de mi mano de una forma bastante irritante.


Normalmente me pondría nerviosa, pero mirando el dibujo de su frente tuve que aguantarme la risa y poner mi mejor cara de póker.


—He venido para decirte que voy a bordar el examen de mañana, así que ándate con cuidado —actué como siempre, mirándolo a los ojos con determinación. Jungkook jugó con mis dedos, con su mirada fijada en ellos.


—Saldrá el mismo resultado —subió la vista hacia mí, con sus mejillas aplastándose contra su brazo—, ¿por qué molestarme?


—Tsk... suéltame antes de que te corte la mano —le lancé una mirada fulminante.


Como el castaño seguía sin moverse, con todas mis fuerzas me solté de su agarre. Me siguió inmediatamente cuando agarré mi mochila y salí de la biblioteca.


—Si saco la mejor nota en el examen de mañana me darás tu número —propuso Jungkook, haciendo que me hirviera la sangre. Parecía estar muy seguro de sí mismo, pero eso no podía pasar, me aseguraré de que no pase.


Claro que sí, ¿y qué gano yo? —me giré hacia él, quien empezaba a molestarse por el hecho de que los demás estudiantes pasaran por delante y al verlo aguantaran las ganas de reírse.


Tendrás la oportunidad de ordenarme cosas por tres días —respondió presuntuosamente. Sonreí radiante por la ingeniosa idea, que estupendo sería poder enseñarle a este idiota una lección que no olvidaría jamás.


—De acuerdo —asentí con satisfacción, enseñándole el dedo pulgar hacia abajo para burlarme de él.


Las comisuras de sus labios se alzaron divertidas, y comenzó a acercarse a mí hasta que un estudiante nos interrumpió repentinamente.


—Oh Jungkook... estás... muy guapo —el chico rio por lo bajo, casi le faltaba el aliento.


—¿Qué os pasa a todos? —alzó una ceja, confundido, escaneando la zona llena de estudiantes agolpados que le señalaban.


Y entonces fue cuando algo hizo clic en su cabeza. Al instante Jungkook sacó su móvil y clavó los ojos en el reflejo de la pantalla. Sentí como mi sed de venganza aumentaba mientras él se miraba, su mirada asesina atravesó mi cuerpo.


Bueno... tengo que irme... —reí nerviosa, girándome para huir de la escena del crimen.


—Espera —Jungkook me agarró de la muñeca con tanta fuerza que pude sentir su ira. Me miró a los ojos como si quisiera matarme justo ahí.


—¿Acabas de dibujarme una polla en la cara? —cuestionó con voz amenazante.


—He usado rotulador permanente —confesé, tratando con todas mis fuerzas de no soltar una risa. Se pasó una mano por la cara con frustración, sin saber qué decir.


—Ya está, Soojung. Te declaro la guerra —soltó mi muñeca, mirándome a los ojos con furia.


—¿Oh? Inténtalo —respondí indiferente, sin una pizca de miedo en el cuerpo.








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¡NOOOOOO! —Golpeé mi cabeza contra la mesa, haciendo que el examen cayera al suelo. No estaba frustrada. Estaba cabreada.


—¿99? Qué vergüenza —pude escuchar al gilipollas detrás de mí, agachándose para recoger la hoja del examen. Rápidamente me seco las lágrimas que me habían salido por culpa de la ira que sentía, quitándole el examen de las manos.


—¿El número? —sonrió, inclinando la cabeza hacia un lado con arrogancia.


Estaba llena de desesperación y agonía. Me había desafiado, y yo había perdido.


—No pienso responderte —a regañadientes registré mi contacto en su teléfono, presionando las teclas con más fuerza de la necesaria.


—Oye, no hagas tanta fuerza, por favor. Esto no es un Nokia, es un iPhone —Jungkook leyó mi nombre en el teléfono justo antes de borrarlo y volver a escribir otro nombre.


—¡¿Por qué has cambiado mi nombre?! —intento recuperar su teléfono, pero como de costumbre, logra esquivarme sin esfuerzo. Me quedé preguntándome cuál sería el maldito nombre que me puso.


—Te enviaré un mensaje esta noche. Más te vale que lo leas, es sobre las próximas campañas electorales —se inclinó más cerca de mí, susurrando en mi oído.


—Campañas electorales... —murmuré para mis adentros, recordando mis metas principales cuando entré en este instituto: convertirme en la presidenta del consejo estudiantil.





—Espera, no me digas que te vas a... —Fruncí el ceño, la perdición se apoderó de todos mis sentidos.





—Exactamente —se reclinó sobre la mesa de enfrente, con una sonrisa de suficiencia en el rostro.











—Me postulo a Presidente.

RIVALS || jjk. (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora