Una Familia fuera de lo común [Durand #1] ✔ ¡En físico Muy Pronto!

Prologo

¿Por dónde inicio esta historia? Es que es tanta información para procesar, y la mayoría no es tan normal como parece, aparte de que parece una larga fila de dominós con diferentes acontecimientos y cada que cae uno despliega otro y así sigue y sigue infinitamente, así que no sabría decir donde inicia esta loca historia.

Regresemos más atrás en el tiempo, por ahí por septiembre de 2007, un día normal prácticamente, nació gente, otros murieron, algunos comieron, otros lamentablemente no, quizás alguien ganó la lotería, tal vez alguien lo perdió todo, el nueve de septiembre de 2007 fue el día dónde James y Cristina Durand, decidieron formar una nueva vida, estaban recién casados, tenían un bebé de un año, estaban tan felices, habían conseguido una linda casa en el campo, para alejarse de los ruidos de la ciudad, para criar en un ambiente tranquilo a su pequeño hijo y a los que vinieran en camino, tan jóvenes y llenos de esperanzas y sueños por vivir, que triste que aquel día soleado más tarde sería cubierto por deprimentes nubes negras.

James, aunque inteligente y bien formado, llegaba a ser extremadamente ingenuo, creyendo a ojos cerrados en las personas que llegan a ser crueles y mentirosas, su dulce corazón solo deseaba darle una vida feliz y prospera a su hijo y a su esposa la luz de sus ojos, eso hasta que un estruendoso chillido de neumáticos, una bocina de camión descontrolado y el sonido de una explosión acabó con el pacifico silencio del lugar.

El corazón de Cristina latió descontrolado, su boca seca, algo malo había pasado, dejó a su hijo asegurado en la cuna y salió corriendo al patio, dónde vio un gran camión torcido frente a su casa, enfrente un enorme charco de sangre, y en el yacía su esposo muerto. Gritó desesperada y corrió hacia él, echándole más fuego a ese infierno, ya que tropezó cayendo sobre una roca que raspo todo su tobillo, desgarrando terriblemente su piel, pero ese dolor no era nada comparado con el que llevaba en su pecho, con una fuerza sobrehumana logró arrastrase hasta el cuerpo y lloró sobre él, ignorando todo a su alrededor, su gran amor, la única persona que había creído en ella y la había apoyado en las buenas y las malas lo había dejado, su pecho ardía, sentía como si la quemaran viva. El conductor del camión que hace un momento se lamentaba por el cuerpo con terrible preocupación, comenzó a jalar el brazo de Cristina quien se oponía a apartarse del cuerpo de su amado, solo permanecía mirando el cuerpo, como con la pequeña y falsa esperanza de que despertara, de que fuera mentira, que todo haya sido solo un mal sueño, el hombre mientras tanto le gritaba y trataba de apartarla, hasta que volvió algo a la realidad, al escuchar el camión arrancar a toda velocidad, volteó al lado de la casa y apenas logró ver la bala que impactó contra su pecho y la arrebató la vida.

Allí quedaron ambos, tirados en aquel océano de sangre, sangre de aquellos corazones que latían con fuerza el uno por el otro, dejaron de hacerlo juntos, ninguno sería capaz de vivir sin el otro y ambos eran capaz de morir por el otro, como Romeo y Julieta, dos almas que necesitaban estar juntas, pero no estaban destinadas a hacerlo...en esta vida.

La lluvia cayó con fuerza, llevándose aquella sangre a las canales, que iban por debajo de la tierra, pasando por distintas brujerías, bajando tanto, tanto hasta llegar a un lugar vacío, oscuro y desconocido por los simples mortales, siguió corriendo hasta llegar a un enorme océano de sangre, dónde se perdió entre todas las demás, convirtiéndose en nada.

La brisa fría erizó los pelos de Cristina, quien abrió con dificultad los ojos, asimilando la gran luz frente a sus ojos, sintió un enorme vació en su pecho, trató de respirar pero no podía, con fuerza levantó su débil mano a su pecho, en el sintió un agujero, y recordó todo lo ocurrido en ese horrible "sueño" terminó de abrir los ojos, y solo vio blanco por doquier, bajó la mirada a su pecho y vió su vestido manchado de sangre y en su pecho el impacto de la bala, un sabor amargo se le vino a la garganta, con dificultad se irguió, es como si hubiera olvidado como tener el control sobre su cuerpo, "entonces todo fue real" pensó y sintió una presión en su pecho, mas no su corazón, frente a ella en aquel infinito blanco aparecieron dos rejas, una dorada donde se podían ver nubes y la luz del Sol, y la otra oxidada donde todo se veía oscuro y solo lo alumbraban unas cuantas luces rojas, parecidas al fuego.