6. Primer día de escuela

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Tyler Durand

Uniforme

En mi otra escuela no usábamos uniforme, en esta sí. Pero el estúpido uniforme no es lo único que me preocupa, la verdad iniciar una nueva escuela no me sienta nada bien, todo lo nuevo en realidad y más con estas criaturas extrañas. De igual manera me da nostalgia al recordar a mis viejos y muertos amigos, George, Camille, Julián y Esmeralda. Aunque volviendo al uniforme. Nunca use uniforme para ir a la escuela, maldigo a la persona que los invento, prácticamente me está obligando a seguir el mismo patrón que ellos, me está forzando a convertirme en uno de ellos, yo no soy como los demás, pero ¿qué más? "debo ser como los mortales".

Eugenio me llevo a la escuela, era un edificio grande, bastante moderno, todo blanco con unos cuantos detalles grises y si no fuera por el azul fuera totalmente deprimente, aunque el que esté lleno de vivos, simples, mortales, adolescentes ya lo hace bastante deprimente.

El interior, aunque era muy distinto en cuanto a estructura de mi anterior escuela, sí parecía una escuela de muertos igual, solo que, con menos telarañas, huesos, y más color. Caminaba por los pasillos observando de un lado al otro a ese enjambre de mortales, con hormonas alborotadas, comportamientos extraños y falta de desodorante, ¿Qué debería hacer? ¿Debería hacer amigos? ¿Debería saludar a alguien? ¿Debería conseguir una de esas pantallitas de las que todos tienen y ninguno despega la mirada? ¡Dios que presión! Estoy encerrado en esta cárcel sin salida y yo solo, puedo morir aquí, no quiero morir en la escuela, no quiero... Entonces la volví a ver, con su cabello castaño lacio y mechones azules, ojos verdes con delineador, estaba junto a una chica morena más alta, con el cabello en risos, la reconocía, era Marina su mejor amiga. Me aproximé a saludarlas, alce mi mano en el aire haciendo un gesto de saludo, pero ella solo se asustó y salió corriendo, ¿por qué cada vez que me acerco se asusta? ¿Así de feo soy?

Cada vez esta chica se me hacía más rara, supongo que no puedo contar con ella, así que solo alcé mis hombros y continué mi camino. Hasta que unos segundos después sentí como si algo se aproximara a mi cabeza y lo atrape, después de esquivar tantas balas y cuchillos, se vuelve costumbre detectar cuando objetos vuelan hacia tu cabeza; no quiero entrar al tema, pero de donde yo vengo los juegos de niños no son muy inofensivos que digamos.

Ahí fue donde noté que los vivos no tienen las mismas costumbres, siento que todos los ojos caen sobre mí con un enjambre de miradas de asombro, me detengo a ver lo que atrape, era un balón; nunca había visto uno nuevo, mayormente están llenos de tierra y con hilos sueltos. Entonces un desconocido se me acerca muy sonriente y con toda la confianza se recuesta en mi hombro, a lo cual me aparto rápidamente, no soporto el afecto físico y menos de un desconocido.

-Hola soy Charly, y tu mi amigo debes estar en el equipo de baloncesto- me dice emocionado, ¿Por qué un desconocido me llama amigo?

- Hola soy Tyler, y paso los deportes no son lo mío- y le entrego el balón.

- Pero eres muy bueno, ¿Qué tan rápido corres? - insiste Charly

- Depende de que hechizo use. - masculle tratando de mantener la calma.

Él se empieza a reír- Qué gracioso- solo volteo los ojos.

S.O.S. Tyler. Peligro. Salvar. Gracias.

-Sí claro, adiós- digo lentamente, algo muy cortante y me retiro, aunque lo pude oír como dijo "¿y este quien se cree?" ¿Qué se cree este? Apenas peso más de sesenta kilos, odio la presión y no recuerdo cuando fue la última vez que hice una sentadilla, así que solo seguí mi camino sin dejarme molestar por los mortales. Porque eso es lo que son, mortales insignificantes que solo tienen un destino, morir. Yo también, pero no me hago el que no lo tengo presente como ellos.

Una Familia fuera de lo común [Durand #1] ✔ ¡En físico Muy Pronto!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora