5. El correo

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Tyler Durand

  Nos mudamos a una casa increíble- aunque la anterior era más grande y sombría, pero no me quejo-, Talvez le parezca raro, pero en el más allá la arquitectura gótica predomina. A la señora de bienes raíces también le resultó raro, porque mis padres escogieron una mansión abandonada desde hace setenta años, tal vez nadie la quería, eso explicaba el impresionante precio de dos dólares.

En una maleta mágica estaba todo empacado, apenas se abrió, papel tapiz verde esmeralda oscuro con flores doradas, los muebles rojo sangre con detalles dorados, repisas de madera victoriana, alfombras del mismo color de los muebles, que subían hasta las escaleras las cuales llegaba a una plataforma donde se dividía en dos, y en la pared superior el retrato familiar, una hermosa casa en realidad, bastante...pintoresca.

Mi madre compró maquillaje para cubrir heridas ojeras y llagas, aunque mi padre se resistió al principio ella volvió a usar su poder de "convencimiento", en realidad lo amenazó, al menos no se notaba que llevaba maquillaje, se veía bastante vivo. Luego de eso ambos salieron a inscribirnos a mi hermana y a mí en las escuelas.

Yo salí al patio delantero, el cual estaba lleno de árboles, me senté a los pies de uno a leer, el aire era distinto, era más fresco, puedo rescatar eso del mundo de los vivos. Me trataba de concentrarme, pero no podía, no dejaba de pensar en el hecho de que estaba en un lugar nuevo, con un montón de seres extraño, además de tener tan cerca a la chica que, sin haber hecho nada, me había traído allí. Y como si la hubiera invocado, la vi a ella, Samanta, era bastante extraña. Cantaba y bailaba con los ojos cerrados por toda la calle, me acerqué a observarla, pero ni siquiera notó mi presencia, ella se detuvo frente a la reja, entonces me posicioné frente a ella y la saludé. Pero de nuevo, gritó del susto al verme. Por un momento juré que había alguien detrás de mí, por su extraña reacción, entonces me tele transporté al otro lado de la reja a su lado.

- ¿Cómo llegaste acá? -preguntó alterada

- ¡Ay verdad! - exclamé recordando que eso no era un comportamiento de vivos. Y regresé al otro lado de la reja, -Perdón por asustarte, creo que no lo puedo controlar- en serio no lo puedo hacer.

- Vine a.... entre... entregar estas...ca... cartas- dice con voz gagosa. Donde mis padres se enteren de esto me rompen una pierna.

- Deben ser de mi padre, yo se las entrego- tomé las cartas, pero en aquel movimiento también tomé su mano, es tan suave, no sé qué tenía esa mano que me causaba curiosidad, sus dedos eran largos y sus nudillos fuertes, ella puso una expresión algo extraña, es como si pudiera escuchar su corazón alterado, a veces hago cosas que incomodan a las personas y juro no puedo controlarlo, así que solo le di una sonrisa y me apresuré a soltarla.

-Gracias, nos vemos, vecina- solté rápidamente y me fui a la casa.

Mi filosofía de vida es sencilla: Si las cosas se ponen problemáticas o me causan mucha incomodidad, solo huyo. Hasta ahora me ha resultado muy efectivo, bueno, casi efectivo. Pero nada en esta vida es perfecto, y confió totalmente en este para sobrevivir al menos hasta la universidad. Ah, y como dato extra, confirmé con mis padres que el nombre de mi hermana es Dianne y no Dina, y que llevo años llamándola así pensando que era su nombre, no quiero especificar como terminé olvidando su nombre, ni el regaño que me dio mamá por hacerlo. Nos vemos en otro capítulo de los Durandtasticos fracasos de Tyler en el Mundo de los mortales.

Una Familia fuera de lo común [Durand #1] ✔ ¡En físico Muy Pronto!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora