15.La misteriosa burbuja

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Samanta Espinoza

Estuve viendo muchas charlas en You Tube -bastante aburridas, por cierto- de una psicóloga que explicaba cómo enseñar, recuerdo dijo algo de: Familiarizarte con los temas del aprendiz. Estuve anotando en mi cuaderno muchas de sus palabras únicas, por alguna extraña razón encontré varias en internet -Claro, después de una ardua investigación- pero hubo una en específico que no encontré por ningún lado.

-Burbuja

Le expliqué a Marina, sin revelar algunos detalles.

- ¿Burbuja? - repitió enarcando una ceja.

-Sí, no tengo la menor idea, de repente él dice "Oye, blah, blah, blah" y ellos "¡Burbuja!" - ella se sobresaltó al oír cómo grité.

-Sin duda estás enloqueciendo- rodé los ojos- Pero... Yo lo estoy más. Entonces te propongo algo que siempre me sirve.

Marina es la persona más extrovertida que conozco, y no hay cosa que no llegue primero a sus oídos, por algo el periódico de "Tomas Edison" es el más famoso, y por ello me estoy arriesgando al jugar con su confianza con todo el asunto de los Durand.

- ¿Has enloquecido? - suelto.

- ¡Diablos, Sam! Tu timidez te va a matar.

-No les tengo tal confianza, me dan... - miedo, pánico, terror infernal- nervios.

- ¿Así? - dijo incrédula- Y yo te conocí ayer, Samanta Espinoza. - dijo con sarcasmo.

Resoplé y me senté en mi cama.

- ¿No puedo hacerlo con alguien más directo? - le pregunté apoyando mis codos, en mis rodillas, en mi muy poco femenina forma de sentarme.

-Claro que sí, y si quieres le dices a Tyler de una vez de tus especulaciones sobre sus asuntos familiares. Que, por cierto, si no te han contado, seguro tienen una buena razón. - comentó con sarcasmo y una sonrisa que hasta parecía real.

- ¿Dices que lo deje así?

-Amiga mía, te conozco más que tu propia madre, la curiosidad te carcomería por dentro hasta acabar con tu alma. -dijo como si del asunto más serio se tratase.

- ¿Qué estás leyendo ahora? - le pregunté con preocupación, pero aguantando la risa por tal desesperada expresión.

-Algo muy sangriento.

En eso se escuchó como abrieron la puerta, mi mamá entró a mi cuarto disimuladamente. Tal vez espiar no era lo de ella, pues nuestras miradas se clavaron al instante en ella, hizo una mueca de asombro y sonrió inocentemente.

-Hola niñas, yo solo venía a ver cómo iban con su trabajo.

En clase de literatura nos dejaron un ensayo en parejas sobre un libro, para mi gran suerte escogí a Marina que había leído tal texto cientos de veces, y ya habíamos acabado. Como conozco ya a mi madre, sé que ella acudió solo porque nos oyó hablar.

-Ya terminamos Sra. Sánchez, solo nos quedamos a hablar- informó mi amiga.

-No se preocupen, niñas. Solo vine a ver- su mirada viajó hacia mí y me miró de arriba a abajo. - Sam, te pusiste la blusa que te regalé. - dijo con una expresión llena de tal ternura.

Tal vez no me gustaba la ropa que me daba mamá, solo la usaba para ir a la iglesia, ya que no le gustaba que fuera con las prendas que yo usaba normalmente. Miré y recordé que llevaba puesta la blusa rosa con flores de encaje y mangas con bolero. La tomé, pues no he lavado mi ropa y es lo único que tenía.

Una Familia fuera de lo común [Durand #1] ✔ ¡En físico Muy Pronto!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora