10. El secreto revelado

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Tyler Durand

Anoche me costó conciliar el sueño pensando en cómo hacerme pasar desapercibido en la escuela hasta que logremos irnos, así que no noté cuando sonó la alarma. Lo que si noté fue los gritos de papá furioso porque Max le había lamido la boca mientras dormía en el sofá, y después cuando gritaba fuera de la habitación de mamá para que le abriera la puerta.

- ¡Cristina, ábreme la puerta, necesito mi cambiarme para la reunión! - gritaba mi padre golpeando ajetreadamente la puerta.

Mi madre entreabrió la puerta, rodó los ojos para después dar una sonrisa de suficiencia.

-No, tú te lo buscaste, loco- y le volvió a cerrar la puerta en la cara.

-Cristina, pareces una niña- ella volvió a entreabrir la puerta ahora con la mandíbula tensa.

-Escucha cadáver sin vida, me vuelves a llamar niña, te revivo y te vuelvo a matar- le susurró, pero aun así fue completamente audible.

-Pues eso es lo que pareces- mamá apretó más los labios- Mi amor, no me gusta discutir contigo, y menos cuando haces esas expresiones tan adorables cuando te enojas- dijo papá con dulzura- ella dejó salir un suspiro largo- Sé que me amas- canturreó él. Ella abrió la puerta con la cabeza baja y una expresión seria.

-Entra rápido, y esto no significa que te perdono.

Papá le lanzó un beso sonriente mientras mamá gruñía.

-Por razones como estas creo fervientemente que el matrimonio es peor que cualquier muerte cruel- dijo mi hermana mientras observábamos tal escena.

-¿Qué se sentirá estar...enamorado? - se me vino a la cabeza preguntar.

-Según veo es como estar sedado antes de que un cuchillo te atraviese, se oye atractivo si eres el que lanza el cuchillo, pero me daría asco ser la víctima- la miré de reojo y ella me sonrió – Clara dijo que me va a enviar pudin de chocolate en la lonchera, voy a buscarlo- y se fue dando saltitos hacia la escalera.

Pero de repente ese pensamiento despertó mi curiosidad, nunca había tenido una novia ni nada por el estilo, me costaba comprender como mis papás eran capaz de hacer cosas extremas el uno por el otro y sentirse satisfechos con solo un beso. Tal vez Dina tiene razón, y el amor era un sedante que alteraba tu persección. Y a mi mente volvió el sueño de Samanta, como cuando la vi no tenía control sobre mis acciones, como si estuviera sedado cada vez que veía sus ojos verdes... ¿Cómo puedo pensar en una cosa tan absurda como el amor justo ahora? Y aún peor ¿cómo puedo relacionarlo con una mujer que lo único que ha hecho es huir de mí?

El desayuno tampoco se libró de sus peleas, es como si la sola presencia de mi padre le pusiera los pelos de punta a mamá y le hiciera hervir la sangre.

- ¿Ya se te pasó el enojo mi amor? - pregunta mi papá en la cocina al ver a mamá servirse el café.

Ella lo miró de mala manera y resopló.

-No, lo siento, yo no hablo con locos- ella forzó una sonrisa de suficiencia antes de que su expresión de "mírame y te decapito sin piedad" volviera.

-Pues a la loca se le está botando el café- y efectivamente, mi mamá se distrajo y siguió sirviendo café sin darse cuenta hasta que rebosó la taza, la furia recobro dentro de ella y le lanzó un cuchillo, pero mi papá ya había salido por la puerta trasera, haciendo que chocara con el marco de esta.

-Yo también te amo, linda- bromeó al otro lado de la puerta.

-No sea a si de dura señora, su esposo la quiere- Sugirió Eugenio tratando de calmar a mi madre.

Una Familia fuera de lo común [Durand #1] ✔ ¡En físico Muy Pronto!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora