V: Luna

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Editado: 15 de agosto 2018

Hikaru:

La tensión en el aire era palpable de lo fuerte y densa que se sentía. Similar a cuando el novio va a formalizar su relación a la casa de los padres de su amada. Los ojos de las chicas me miraban con intento de asesinato, engatusadas y engañadas por una falsa máscara superficial. El rencor y odio que emanaban sus ojos, sin contar la envidia, me eran de poca relevancia. Cualquiera que odie sin saber de quién está enamorada no me hace ni cosquillas en la conciencia. Todo lo contrario. Me da pena y vergüenza.

Podía ver a Zero rascarse la nuca algo preocupado, pero no por mí, sino por la reacción de las chicas con hormonas alborotadas. Aunque a sus ojos no llegaba ese sentimiento, al parecer no le importaba el mal rollo que se podría armar cuando alguna ose a levantarse en mi contra. Realmente no me molestaría mandar a una o diez al hospital, me habían comparado con esos chupasangres y no había nada que me hiciera enfurecer más que eso —para decirlo así, me gustaría saltar de un acantilado por ello.

— ¿De verdad?, ¿tú realmente te ligarías a alguno de nuestros ídolos? — preguntó una de las jovencitas con voz tímida y triste, era de baja estatura con pecas en el rostro y era bonita. Las pecas la hacían ver aún más vulnerable.

Últimamente estoy más observadora de la cuenta. Me incliné un poco hacia ella y vi cómo se encogió en el mismo sitio, volviéndose aún más pequeña e intimidándose por mi cercanía. Le mire enternecida por su forma tan tierna de ser.

—No —respondí simple, a lo que esta me miro un poco sorprendida con sus ojos entrecerrados ya que no me entendía. Es decir, me acababa de contradecir.

—Eres muy atractiva, como todas las chicas de la clase nocturna, ellos no lo dudarían dos veces en invitarte a salir. ¿Por qué no querrías tu salir con ellos? —preguntó incrédula diciendo algo que aparentaba ser obvio. Me limité a suspirar. Las otras chicas estaban con el oído el doble de grande para escuchar mi respuesta.

—Es simple...

«—El simple hecho de involucrarme sentimentalmente y que no sea una misión me causa náuseas y estreñimiento».

Hice una pausa dramática.

—Por cuestiones de salud y tengo novio —mentí llevando mi mano a mi cintura, mirando a otro lado después de responder.

Tuve que llevar mis manos a mis oídos para cubrirlos, pues una onda sonora me dejo media sorda y ahora era irónico que cada una me mirara felizmente tras mi respuesta. Me rodearon y empezaron las oleadas de preguntas.

— ¡Te lo dije! Ella es muy hermosa y atractiva para estar sola —exclamó una de las tantas que estaban acumuladas a mi alrededor.

—Supongo que debería de decir, ¿gracias? —dije alisando mi falda un poco algo desinteresada y aburrida de la conversación.

¿Cuánto les tomaba a esas sanguijuelas alistarse?

— ¿Cómo se llama?, ¿de dónde es?, ¿cuántos años tiene?, ¿es de la clase nocturna? —preguntó una que reemplazo a la pequeña del principio de un empujón sacándola del círculo. A quien ahora tenía de frente era a una joven de mediana estatura, pelo negro hasta la mitad de la espalda con listón plateado en la cabeza. Sujetaba una libreta y lápiz en las manos.

Al parecer en esta escuela sí hay personas interesantes.

—Tienes una cara muy sospechosa y esa libreta que tienes en tus manos... ¿Eres Elizabeth Shell? —La chica dejo caer su libreta, así que estoy en lo cierto—. La fundadora del club de periodismo escolar, ¡vaya que eres entusiasta niña! –exclame feliz después de soltar otra risa a lo que me miraron raro—. Si quieres respuestas considerare dártelas en privado, un día de estos... Pero no te vuelvas un chicle en mis zapatos o un barro en el culo, que después me cierro como una concha.

Lo prometo {Vampire Knight}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora