XVI: Mi ama

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Editado: 17 de agosto 2018.

Hikaru:

Frente a la puerta del baño privado me despedí de mis días en los baños comunes. La llave en mis manos y un pequeño cesto donde llevaba el cambio de ropa, productos cosméticos e higiénicos me acompañaba para la ardua tarea de higienizarme.

«—Hikaru-chan, había olvidado darte la copia de la llave del baño privado. Estuve ocupado con el papeleo y otras cosas sin importancia —se disculpó cuando dejó caer una llave plateada sobre la palma de mis manos. La llave tenía atada una bolita peluda color rosado.

Curiosa me quede viendo la llave en mis manos y luego su rostro sonriente.

—No se preocupe, en realidad, me encantan los baños comunes. Puede quedarse la llave —aclaré extendiéndole de vuelta la llave.

—Pequeña —interrumpió. Lo mire mal por atreverse a empequeñecer mi altura, yo soy bastante alta como para ser llamada pequeña, hay adjetivos más lindos para definir mi persona—, no es una opción. Es obligación de los delegados usar ese baño ultra limpio e higiénico y mantenerlo en ese estado.

La autoridad en su voz me tomo por sorpresa.

— ¿Por...?

—Algún día serás participe en una misión de la Asociación y a honestidad, no creo que salgas siempre intacta —explicó ganándose una mirada despectiva de mi parte—. Míralo de esta forma, una misión común, rasguños en la espalda y moretones... Las estudiantes pensaran lo peor y no queremos eso, espantarlos. —Me hizo entender y no pude ignorar que tenía razón—. Para evitar conflictos de seguridad, como son los rumores falsos. Es de vital importancia que uses este baño, por el bien de las estudiantes y el tuyo».

Esas fueron sus palabras finales antes de sacarme a empujoncitos de la oficina con llave en manos antes de irme de "paseo".

Abrí la puerta del baño tras tocar un par de veces por si las moscas. No quería encontrarme a Zero desnudo o el director depilándose las piernas, o tal vez sí, la primera era emocionante y la segunda divertida. Cuando dejé el cesto sobre el suelo del baño, casi me da un infarto mi reflejo, a honestidad... casi me cago.

Jamás de los jamases mi aspecto había sido tan desprolijo.

Empezando por mi pelo, mi hermoso largo y suave pelo estaba vuelto una maraña como si me hubiesen arrastrado por varios kilómetros atada de los tobillos por el bosque; ramas, hojas, hasta piedras se encontraban enredadas entre las hebras de mi pelo volviéndolo una autentica pieza de arte. Mi rostro a pesar de estar casi intacto, solo un rasguño casi invisible en mi mejilla derecha; lodo o tierra se podía distinguir, incluyendo los pelos de mis cejas—apuntaban en direcciones opuestas. Las bolsas bajo mis ojos además que los tenía enrojecidos. El vestido fue lo de menos, sabía que no sobreviviría y ya cuando se rasgó en un salto para nada peligroso, me resigne a la desnudez... Lo que fue un hermoso vestido negro, ahora era un trapo sucio que dejaba a ver en parte mi sostén negro y mis bragas del mismo color, por lo que me agradecí haber tomado como ruta el bosque y no la ciudad para llegar.

El color negro del vestido ahora era historia porque el gris con lodo era su nueva tonalidad, sería sin duda el icono de la moda —podría causarle un infarto a cualquier modista o diseñador. Mis hombros, brazos y piernas eran decorados con pequeños puntos verdes que luego serían morados; hematomas y dolores internos que llevo reprimiendo un buen rato y que seguiré callando porque el "dolor" solo es una molestia, un hormigueo que hace años ha pasado a segundo plano en lo cotidiano de lo que es y fue mi vida hace unos años. La planta de mis pies, talones y dedos sí que ardían un infierno cuando ejercía apoyo, sé que tendré que vendarlos están bien magullados.

Lo prometo {Vampire Knight}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora