XIII: Intriga

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Editado: 16 de agosto del 2018.

—Entonces, ¿cómo te fue en la ciudad? —preguntó Sayori de camino a la habitación.

—Nada que me sorprenda, es una ciudad común y corriente. Lo único que muy silenciosa en comparación a otras —respondí a su pregunta en base a lo perdida que estuve para llegar aquí.

Pero claro que va a ser silenciosa, los vampiros en general van tras gente escandalosa o que llame mucho la atención. Quieren presas fáciles. Eso, o es que las personas de aquí son muy frías.

—Es cierto, es un pueblo pequeño —respondió a mi comentario.

Al llegar a la habitación saqué mi toalla, ropa de cambio y fui a los baños femeninos.

—Cuando te bañes, el director me dijo que te hiciera saber que tienes que pasar por su oficina —informa a lo que asentí como respuesta y seguí mi camino.

En el baño hice mi rutina diaria, cepillar mis dientes, desvestirme. Hice mi moño otra vez, me toma tiempo hacer por la cantidad de pelo encaje en un moño estético. Tomé la ropa de cambio y la toalla para finalmente ducharme. El agua fría, para no decir helada, me relajo los músculos.

"Déjame explicarte algo..."

Le escuche agitando mi tranquilidad con fiereza.

" Yo no estoy para más dramas ni para hacer que te diviertas. Tampoco para escuchar tu risa... a honestidad no te soporto".

Su expresión, sus ojos clavados en los míos, sus palabras tan firmes y modulando todo para que se entendiera con nitidez; que se grabara como un tatuaje en mi mente.

Tres respiraciones y deje que el agua fría que cayera en mi rostro, que se llevara lejos las lágrimas que caían por mis mejillas. Apreté los puños y me dediqué a respirar con calma, para apaciguar las tormentas en las que suelo bailar. No quería llamar la atención de cualquiera que entrara, no necesitaba agitar a nadie con mi respiración pesada. Un caballo en competencia era lo que parecía.

— ¡Ya basta! —grite en el baño, ignoraba el hecho de que no quería llamar la atención, era común hablar conmigo misma—. Eventualmente, si él no me puede recordar, lo hará a la fuerza... lo necesita... y.... y muy en el fondo... yo también.

Los murmullos me hacían fallar la voz. Cerré el grifo y me envolví en una toalla. Seque mi cuerpo, me cambie y lleve la ropa sucia conmigo hasta la habitación donde encontré a Sayori durmiendo. Seguramente se había trasnochado buscándome... Pobre adorable cosita.

Deposité la ropa sucia en la canasta y salí rumbo a la oficina del director.

Empezaban los primeros rayos de sol a tocar los árboles y la mañana era fresca, mire el color verde de las hojas y me termine de calmar. Seguí mi camino y ya frente a la oficina del director, toque tres veces la puerta y me adentre en la misma tras la respuesta.

—Buenos madrugadas, director —salude con una sonrisa.

Sin embargo, él estaba serio.

— ¿Dónde estuviste anoche? —preguntó sin tapujos y sin pelos en la lengua, algo me decía que si mentía me iría muy mal.

Suspire. Observe con desgano la mesa repleta de papeles.

—No le voy a mentir, estuve con Zero tras un encuentro violento con uno de los estudiantes de la clase nocturna, ¿desea un reporte más detallado? —pregunté y su silencio fue la respuesta—. Ayer en la noche, tras la charla con usted, el alumno Daiki Housen salió a mi encuentro y me ataco por lo que usted me advirtió. La señorita Yuuki Kuran se lo buscó, el intercambio de palabras con el susodicho vampiro exploto en algo inesperado. De no ser por Zero, quien me llevo a su habitación, estaría usted llenando reportes relacionados con asesinato.

Él evaluaba hasta mi postura descifrando si era verdad o mentira lo que decía. Pero su temple serio no duro casi nada cuando flores y estrellas empezaron a desprenderse de su ser para abalanzarse sobre mí.

—Menos mal Hikaru-chan, pensé que habías hecho alguna locura. Pero esta vez te atacaron a ti y trataste de contenerte, así me gusta, que controles tu fuerza. Eres muy famosa por tus ataques en Alemania. Por eso me preocupe en cuanto me entere de que hubo un encuentro amistoso con ese chiquillo nuevo de la clase nocturna —cantaba con una voz fina y apretaba mi cuello en un abrazo.

—Me asfixio...

— ¿Qué clase de circo es este? —pregunto otra voz y el director y yo encontramos a Zero.

Mi corazón sintió una punzada.

—Zero-kun —exclamo el director como un canto volando de mi cuello al de Zero.

— ¿Qué paso? —pregunto juzgándome por el rabillo del ojo medio nervioso, aunque el director no se daba cuenta.

—Nada, solo le decía al director lo buen compañero que eres que evitaste que me enfrentara a Daiki Housen —suspire viendo como un extraño resplandor asomo por los ojos de Zero—. Sin más que decir, me retiro tengo algo pendiente que hacer en la ciudad —notifique por si las moscas. Tomé el permiso del escritorio.

El director se quejó cuando Zero le dio un puñetazo. Zero estaba parado erguido frente a mí, sin despegar sus ojos de mí, yo hice lo mismo. Pero no lo miraba enojada si no con desdén.

—Espero estés satisfecho de que haya encubierto el bocadillo nocturno —susurre muy cerca de su oído derecho cuando pase a su lado.

Sus puños se apretaron y los puntos a mi favor para controlar a Zero incrementaban.

Como anunció antes, fui a la ciudad, pero me cambié primero. Me puse un vestido simple de color negro de mangas larga para ocultar aquel mecanismo de defensa, siempre lo llevaba conmigo. Yo até mi pelo en una cola alta, unas zapatillas y mi bolso de mano. Hoy ejecutaría la primera parte del plan. Tenía que localizar a uno de los que sirvió directamente a Shizuka Hio, es decir, al hermano de Zero.... Ichiru —sí, era como lanzar una piedra a un lago vacío, pero no perdía nada.

Si quiero tener el control sobre Zero, la mejor forma para llegar a él es a través de su hermano.


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Hola chicas, aquí esta el otro capitulo

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Hola chicas, aquí esta el otro capitulo. Disculpen la tardanza pero aquí esta. SE VIENE ALGO GRANDE.

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