Lo prometo {Vampire Knight}

XXIII: Tentando la suerte.

(Ubicación en el manga del capitulo 67 al 69).

Zero:

«¡No te vayas! —gritaba Yuuki quien me observaba con ojos tristes y su mano extendida hacia mí. Parecía que moriría si me alejaba. Su pelo corto lo sacudía la poca corriente y justo en ese momento él me la arrebataba, antes de siquiera poder salvarla».

—Zero-kun... —desperté con una voz diferente, era Wakaba.

Estaba durmiendo en el establo, me incorporé y esperé su explicación. Wakaba me despertó ya que fue enviada por el profesor para advertirme de que este amenazaba con reprobarme si no volvía a clases, puede que porque me haya saltado unas cuantas clases le haya ofendido. Al terminar de explicarme la vi detenerse en la salida del establo.

—Esperabas a Yuuki, ¿verdad? —pregunta de espaldas, sus palabras me causan un revoltijo interno y puedo ver su rostro de perfil mirando hacia arriba. Está triste—. Desde el baile no la he vuelto a ver. Al menos comprobé que no ha cambiado prácticamente nada. Le creció el pelo demasiado rápido, ¿no? —dice con una risita.

De momento empiezan a llegar a mi cabeza imágenes de Yuuki.

Ella mirándome con una tristeza profunda tan poco característica de ella. Cuando me sonreía despreocupada de lo que pasaba a su alrededor, asegurándome que todo estaría bien cuando la tierra temblaba bajo nuestros pies.

Enojo, náuseas, regocijo, alegría, tristeza... estaba experimentando todo junto.

Los caballos empezaron a relinchar nerviosos y asustados por mi culpa, estaba sombrío y molesto.

Me duele la cabeza cada vez que pienso en ella...

— ¿Estas bien? —pregunta Wakaba notoriamente preocupada.

También me da sed pensar en ella y que Wakaba esté aquí conmigo en este estado, no ayuda.

—No pasa nada —mentí.

Kaname asesinó a un sangre pura y a un noble, al padre de Hanabusa. Yuuki estaba de camino a la asociación como prisionera con Hanabusa y el monstruo de las croquetas estaba remodelando la asociación, ella y muchos cazadores estaban felices. A todos les alegra a espaldas del director el hecho de que un sangre pura se vuelva loco matando a los suyos y no a humanos.

—Son aterradores... —escuché a Kaito decir. Estaba revoloteando a mi alrededor desde hace ya un tiempo y me estaba empezando a molestar, pero esta vez llamó mi atención así que le miré. Seguí su mirada y le encontré mirando al monstruo de croquetas.

— ¿Quién? —incluso cuando era obvio que hablaba de ella, hablo en plural—. La devoradora de croquetas está loca, no es aterradora.

—No me mientas, sé que ustedes han tenido sus problemas —abrí los ojos sorprendido, ¿cómo lo supo? — ¡¿Entonces sí han peleado?! Tiré una piedra al azar y atiné, luego hablamos de ello —palmeó mi hombro con una sonrisa.

Maldición, caí como idiota en su trampa, odiaba dar explicaciones.

—Te decía que los cazadores alemanes, son aterradores si trabajan como nuestra femme fatale así la llaman aquí —negué con tal apodo, aunque le quedaba— ¿Sabes que nuestro trabajo se ha reducido desde que llegó? —asentí.

El trabajo de la chica croqueta era tan misterioso porque era perfecto: reportes, el número de presas, su método. Todos querían saber cómo fue entrenada pero solo sonríe y se va, asegurando que nadie sobreviviría. Según ha dicho, en Alemania no hay muchos cazadores por ello.