VII: Encuentro amistoso.

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Editado: 15 de agosto del 2018.

Mi pelo ondeaba con el viento trazando caminos en el aire a la vez que el uniforme de la clase nocturna se ensuciaba con tierra, corría a una velocidad incomprensible. Eran increíbles las habilidades de los vampiros.

Las clases terminaron hace unos minutos y resultaron ser nada del otro mundo. La clase nocturna más bien se dedicaba a leer que a otra cosa, leer y tontear en incomodos silencios. El maestro asignaba una lectura y se iba. Supuestamente, ellos reciben una educación por encima del promedio a temprana edad.

Ciertamente me sentía incomoda en este ambiente. La devoción, atenciones... realmente no podría soportar mucho tiempo, de no ser por Kaname hubiera salido corriendo de mi aula. Aunque entiendo esta constante presión que sienten de adorarme, después de todo soy la princesa sangre pura de los Kuran. La verdadera hija. Al enterarme de la verdadera historia tras Kaname no me importo mucho, a decir verdad, nada cambio. Los recuerdos de mis padres son escasos, quiero decir, los amo. Más sentía el temor que siente mi organismo, ese hombre de mis recuerdos... aquel que arrebato la "vida" de mis padres. Deseaba venganza y sangre.

Mi primer objetivo era Hikaru. Me percate de que Zero es más bien mi comida y apoyo, no podría matarlo y aunque él lo negara; no podría matarme a mí tampoco, nunca sería capaz de apretar el gatillo en mi contra.

Hikaru Yamanobe estaba en los dormitorios sol, sé dónde está, por eso corría tan rápido. La repugnancia por Shizuka Hio era la misma hacia Hikaru, esa mujer que trato de arrebatarme a Zero para siempre. Ella en tan poco tiempo ya tenía una relación estrecha con Zero, algo que me costó a mi semana construir. Quizá lo estaba seduciendo, esa belleza sobrenatural de ella.

—Está fuera de horario, señorita Kuran —escuché desde lo alto. Al instante frente a mi cayó mi objetivo, la falda se levantó un poco y cuido de que se vea su ropa interior.

Su uniforme levemente desarreglado, el listón flojo y la camisa con dos botones sin abrochar. Su mirada cansada expresaba lo aburrida que estaba y sin embargo se veía tan...fuerte. De pronto me sentí pequeña, algo que Ruka nunca logro afectar en mí, esa vampiresa rubia y elegante que me celaba por mi relación con Kaname. Ella juraba que no captaba sus indirectas, ella que respetaba por deber y velaba por mi bienestar. Una vampiresa rebosante de belleza e inteligencia.

Cuando creí que no tendría otra "competencia", esta mujer destruye todo lo que había construido, obteniendo el control sobre las chicas de la clase diurna que yo nunca pude obtener. Ni encontraba un punto débil, siquiera algo que la hiciera ver menos... atractiva. Su voz no era chillona ni molesta, lo contrario. Era de esas voces hermosas, melodiosas, suaves y sensuales, una que haría caer a cualquiera en sus redes.

Un libro reposaba en su mano derecha, ningún indicio de que llevaba un arma consigo. Podría ser débil y aparentaba ser fuerte.

«Eso hará nuestro trabajo más fácil, tortúrala y drena su sangre dejándola sin una gota de aquel sabroso líquido. Clava tus dientes firmemente en su cuello. Calentando nuestra garganta aliviando el dolor y tintando nuestra lengua de un color aún más rojo. El sabor dulce de la sangre humana... Por primera vez en nuestros labios».

Escuché la voz siniestra de la vampiresa que yacía en mí. Mi campo visual se volvió rojo, podía ver todas sus venas brillar. Escuchaba el torrente sanguíneo.

—Eres bastante descuidada. Cuando era guardiana nunca me atreví a salir sin Artemis —traté de intimidarla, la voz que salió de mi boca fue la voz de mi otro ser. La misma voz con la que le hablé a Zero aquella vez que me convertí.

Ya ni siquiera me reconocía a mí misma, ¿qué clase de monstruo me había vuelto?

— ¿Estas insinuando que me vas a atacar? —preguntó levantando la vista de su libro de "Biología avanzada II" y pasando la hoja.

El viento cambio de dirección, trayendo consigo su esencia a coco. Su pelo era incluso más largo y esplendoroso que el mío, de un castaño más claro y puntas rojas.

¿Era eso una moda de dónde viene? La envidia se inyecto directamente al cerebro.

—No estoy insinuando, te voy a atacar. Te mataré y Zero será solo mío —afirmé inclinándome.

Creí que Artemis no sería necesaria, así que la deje en mi habitación. Tampoco es como si pudiera utilizarla, recibía una descarga bastante dolorosa cada vez que tocaba el arma que me acompaño casi toda mi vida.

— ¿Por qué? —pregunto volviendo a pasar de página.

No expresaba interés alguno en la conversación.

¿Acaso se está burlando de mí?

—Me quieres arrebatar a mi esclavo —respondí antes de abalanzarme contra ella, no había siquiera analizado mis palabras. Tal vez luego me arrepentiría.

En un segundo mi frente choco contra el árbol detrás de ella dividiéndolo a la mitad. Mi piel no tuvo rasguño de ningún tipo, solo mi uniforme tuvo unos cuantos raspones. Cosa que si hubiera sido humana estuviera grave en algún hospital por serias contusiones cerebrales.

Necesito controlar mi fuerza, aunque no entiendo cómo me evadió. Soy un vampiro después de todo, ¿no?

—¿Arrebatar? —repitió lo que dije detrás de mí, me volteé y la vi frente a mí. Su frente pegada a la mía mirándome directamente a los ojos.

No me la esperaba, impactada retrocedí. Podía ladear mi cabeza y encajarle los dientes de una manera rápida si quería, ¿pero por qué no me movía? ¿Es que acaso me sentía intimidada por su mirada, por su advertencia escondida en sus ojos?, ¿fue acaso el tono de sorna y burla que utilizo que no me permitieron reaccionar?

— ¿Cómo planeas arrebatar algo que te aborrece? Alguien que se asquea de su propia raza. Eso es un suicidio niña caprichosa. Los vampiros y las personas no son juguetes... la próxima vez que trates de levantar tus manos en mi contra ven armada, lo cuerpo a cuerpo no es lo tuyo y en todo caso acabarías desnucada... Vete con tu "Kaname-onisama" a que te consuele y cuéntale. Ojalá me ataque, así término "cazando" dos vampiros pura sangre. Sería en defensa propia y con ustedes dos vendrían más, una fiesta —hablaba emocionada, en segundos se retiró como una neblina.

Lo peor es que me quede sentada sobre el tronco de aquel árbol que había derrumbado, rendida sin siquiera dar batalla; porque lo que ella había dicho era cierto.

Me olvidé de mi humanidad y llamé a Zero mi esclavo.

—Soy...soy.

Las lágrimas se deslizabanpor mis mejillas, caían de mis ojos sin parar. Otra vez conecté con miconciencia.    


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Lo prometo {Vampire Knight}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora