Capítulo 9.

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T/N Hargreeves.

Todo en mí se sentía apagado, mis sentidos, mis pensamientos y mis acciones estaban muertas al menos por un tiempo. Parecía una máquina que sólo se dedicaba a obedecer las órdenes que se les daba, debía seguir mi nueva rutina.

Solo aparecía en las comidas y después debía irme a mi habitación, ya no podía siquiera estar presente en los entrenamientos de mis hermanos, debía mantenerme encerrada hasta nuevo aviso. La voz en mi cabeza también se había apagado, es como si se encontrara en un sueño profundo y de ahí no despertaría.

No sería yo en un largo tiempo.

Me encontraba sentada en mi cama, mirando un punto fijo sin pestañear, el silencio de mi habitación era asfixiante pero debía aguantarme. Comencé a recordar la última plática que tuve con papá, antes de abandonar el laboratorio y volver aquí.

—Número siete, recuerda tu nueva rutina —dijo, acomodando su monóculo.

No respondí, físicamente estaba ahí pero mi mente estaba flotando, es como si estuviera desconectada en todos los sentidos.

—Joven T/N, su padre le ha hablado —dijo Pogo, mirándome con preocupación.

Alcé la vista hacia papá, se veía borroso como todo a mi alrededor.

—¿Qué? —fue lo único que pude pronunciar.

Papá suspiró.

—Recuerda tienes prohibido estar presente en los entrenamientos, sólo aparecerás en las comidas y después te irás a tu habitación —informó —. También tienes prohibido hablar con los nuevos, tus hermanos estarán vigilandote.

¿Los nuevos? ¿Habían personas nuevas en la academia?

Yo solo asentí y salí con él de ese lugar.

No podía recordar lo que había pasado los últimos días, todo en mi cabeza era borroso o simplemente los recuerdos no aparecían. El medicamento sólo se encargaba de mantenerme quieta unas horas, pero la sustancia que inyectaban en mi cuerpo me hacía convertirme en una máquina hasta nuevo aviso.

Las ganas de vomitar me abrumaron, así que salí corriendo de mi habitación y me dirigí al baño para sacarlo todo. Pocas veces me sentía enferma, pero siempre era por motivo de la medicación o de la sustancia, esa cosa me estaba acabando por dentro.

—T/N —oí una voz débil.

Le bajé la palanca al excusado y me giré hacia la puerta, ahí se encontraba una chica delgada y piel pálida.

—¿Sí? —pregunté un tanto nerviosa.

—¿Estás bien? —se acercó a mí.

Yo me puse de pie y caminé hacia el lavabo para lavar mi boca.

—Por supuesto —respondí como pude.

Sentí su mano acariciar mi espalda y me tense al instante, quería que se alejara y que me dejara en paz.

—No lo pareces, puedes decirme que ocurre —dijo.

Me separé de ella a una distancia prudente.

—Estoy enferma, es todo.

Pero ella no se creyó esa excusa.

—Hay algo más y creo que deberías decirme, si puedo ayudarte sabes que...

La interrumpí.

—Estoy enferma y ya, ¿acaso nunca lo haz estado? Si necesito ayuda se la pediré a mi familia —respondí bruscamente.

Secretos (Cinco y T/N)  ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora