Capítulo 20.

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T/N Hargreeves.

Llevaba una semana fingiendo estar medicada que resultó ser un éxito, nadie sospechaba que actuaba y eso me alegraba. Como todas las mañanas después del desayuno, subí a mi habitación para hacer mi rutina diaria, pero antes de que pudiera a comenzar a prepararme para lucir como el anima en pena que debía ser, alguien tocó mi puerta.

La abrí y vi a mamá ahí parada con su habitual sonrisa.

—Cariño, tu padre te quiere ver en su oficina —informó.

—De acuerdo, iré ahora mismo —salí de la habitación y junto con mamá comencé a dirigirme a la oficina de papá.

Estaba nerviosa, pensaba en todas las cosas posibles por las cuales quería verme, pero la que más resaltaba en mi mente era que él había notado que no estuve bajo los efectos del medicamento todo este tiempo. ¿Y si me daba un castigo? No podría soportarlo, sabría que lo recibiría más fuerte ya que papá consideraría que le mentí.

Prácticamente si lo hicimos.

Mi corazón latió con más rapidez en el momento que ingresé a la oficina, como siempre papá estaba ahí firmando papeles.

—Papá, ¿querías verme? —pregunté con nerviosismo.

Papá despegó la vista de sus papeles y me observó de manera seria, me sentí pequeña ante su mirada. Reginald Hargreeves era un hombre que me intimidaba.

—Número siete, ¿Cómo te has sentido con el medicamento? —preguntó.

—Bien, demasiado relajada —mentí.

—Debido a tu buen comportamiento y tu obediencia, he decidido que suspendas el medicamento —dijo, tuve que ocultar mi sonrisa —. Pero si se vuelve a presentar algún otro incidente, lo volverás a retomar.

—Claro, no se volverá a repetir nada de lo que sucedió, lo prometo —le aseguré.

Papá volvió su vista a los documentos y siguió con lo suyo.

—Puedes irte —dijo.

Mi felicidad era obvia, salí de la oficina con la intención de ir a contarle esto a Vanya, Klaus o Cinco. Ya sea a quien encontrara primero, caminaba feliz por el pasillo, pero me detuve al ver a Jack caminar de manera sospechosa. En sus manos llevaba el diario en donde lo vi escribiendo la otra vez en la biblioteca, decidí espiarlo un poco porque tenía una mala sensación.

Lo vi caminar por el pasillo con cautela, asegurándose que nadie estaba cerca, mi sorpresa creció cuando lo vi entrar a una oficina vieja de papá, dejando la puerta entreabierta. Con cuidado, me asomé y vi que estaba por ingresar al elevador que se dirigía al laboratorio secreto en donde yo recibía mi castigo.

—¿Qué estará planeando al ir ahí? —me pregunté a mí misma.

—T/N —una dulce voz me hizo girar —. Estaba buscándote.

—Vanya, justamente iba hacer lo mismo —le sonreí.

—Necesitamos hablar —dice.

—Lo sé, vayamos a tu habitación —me acerco a ella y la tomo de la mano.

Ambas nos dirigimos a su habitación, una vez que estamos ahí nos sentamos en su cama después de asegurarnos de ponerle seguro a su puerta. La miro con una sonrisa, pero ella se ve triste, a lo que hace que mi sonrisa se borre.

—¿Qué sucede? —le pregunto.

—Como sabes, muy pronto nos iremos de aquí —comenzó a decir —. Nos iremos a nuestro verdadero hogar y voy a extrañarte.

Secretos (Cinco y T/N)  ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora