Extra II. Presente.

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Un año.

Había pasado ya un año desde que decidí venir a la línea temporal de los Umbrella y como siempre, sabía que había sido la mejor decisión de todas. Lo que no aprendí e hice en lo todo los años que viví con los Sparrow, lo había hecho aquí.

Conocía la ciudad, los pequeños lugares que te ofrecían y me había divertido haciendo hasta las más mínimas cosas estando fuera y dentro de la academia. También había cambiado un poco mi estilo, pasé de uniformes a ropa casual y debía admitir que me gustaba mucho.

Pero lo que más me gustaba, era ver a Cinco con el mismo estilo, aunque con un toque formal.

Él prefería usar trajes un tanto formales y yo no me podía quejar, le quedaban de maravilla. Bueno, era Cinco, él era sumamente atractivo.

En fin, amaba estar aquí. Sin embargo, extrañaba a mis hermanos, pero sobre todo a Ben ya que él era mi favorito. Algunas veces me ponía a recordar nuestros momentos de la niñez, nuestras charlas y cada momento que compartimos a lo largo de nuestras vidas.

Me hubiera gustado que él estuviera aquí, pero sabía que su lugar era con mis demás hermanos, al menos él sí era un Sparrow.

—¿Pensando en algo?

Una voz me hizo salir de mis pensamientos, alcé la vista encontrándome con Klaus.

—En mis hermanos —dije sincera, a él siempre le hablaba de todo.

Klaus tomó asiento a un lado de mí.

—Supongo que los extrañas tanto, como ellos te extrañan a ti —sonrió.

Asentí sin más, pero no sólo mis hermanos eran los responsables de tener así de pensativa sino que también Diego era la razón.

Cada vez que me acordaba de lo sucedido, mi pecho se sentía pesado y mis ojos querían llenarse de lágrimas por la culpa que sentía. A pesar de que los Umbrella y Diego me habían insistido en que solo fue un accidente, yo seguía sin poder perdonarme nada.

—¿Pasa algo más? —volvió a preguntar.

—Es sobre lo que sucedió en el entrenamiento de ayer —expliqué —. Con lo de Diego más bien.

Klaus asintió, sentándose firme como para prestarme la máxima atención posible. Jugué con mis manos en modo de nervios antes de seguir, aún me rondaban los pensamientos negativos.

—Sabes que no fue tu culpa —aseguró.

—Creo que sí lo fue, se supone que sé controlar mejor mis poderes y ayer casi mato del susto a Diego por no decir que realmente casi lo mato —mi voz se volvió un hilo.

Lo recordaba perfectamente todo, como si mi consciencia quisiera atormentarme de la peor manera.

Cinco se encontraba parado por un lado con sus demás hermanos, mientras que Diego y yo combatíamos a modo de entrenamiento. La pelea era de cuerpo a cuerpo y cuando se requiriera, debíamos hacer el uso de nuestras habilidades.

Aunque debía admitir que Ocho se mostraba impaciente por salir y atacar a Diego, tal parecía que la criatura disfrutaba meterse con él.

Cuando Diego intentó atacarme, lo esquive y él lanzó uno de sus cuchillos que me pasó por un lado de la cabeza casi rozandome. Me quedé paralizada al sentir el filo del cuchillo tan cerca y gruñí al ver la sonrisa de alegría de Diego.

Volvimos a pelear y volvió a lanzar su cuchillo cuando me distraje, esta vez me rozó cerca de un brazo, haciendo que una pequeña línea se dibujara en mi piel y ardiera un poco. Volvió a sonreír de manera arrogante y no pude evitar frustrar me un poco.

Secretos (Cinco y T/N)  ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora