Capítulo 2

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Thomas

—Esta tarde me mudaré con Oliver. ¿Sabes porqué? —Le pregunto al cantinero, pero él no responde—. Porque me echaron de mi apartamento. ¿Y sabes por qué lo hicieron? Porque no tengo para pagarlo. Pero yo no quiero vivir con Oliver. ¿Sabías que no nos vemos desde hace tres años en la academia? Hicimos todo juntos para llegar a ser los mejores bomberos. Sólo él pasó la prueba, claro. Yo no. Porque soy un perdedor. ¿Por qué la gente me confiaría su vida, si soy un inútil? En fin, esta es mi maleta —levanto la bolsa de basura—. Ni siquiera tengo una valija —suelto las risas—. ¿Alguna vez has escuchado falsas risas para cubrir verdadero dolor? Más en esta fecha. Hoy toca reír falsamente para cubrir verdadero dolor. Hoy toca emborracharse para poder sobrellevar este maldito día el cual mi novia me dejó. Dame más alcohol.

—Estás desde las diez de la mañana aquí, viejo. Ni siquiera me has pagado.

—¿Y por qué carajo abres el bar tan temprano?

—El bar estaba cerrado y yo estaba haciendo inventario. Viniste y tuve que abrirte porque estabas insistiendo y dijiste que tenías dinero en efectivo.

—Pues, te mentí. No tengo efectivo.

—Eso lo supuse.

—De todas maneras te voy a pagar, viejo. Conozco a alguien en mi barrio que puede hacer negocios contigo, ya sabes —miento.

—Amigo, este no es ese tipo de bar. Aquí no hacemos nada ilegal, ni drogas, ni prostitución, ni armas, ni nada de eso. Así que, mejor vete. Ya has bebido suficiente, ni te mantienes quieto.

—En un momento cuando termine este —suelto una risa falsa—. Sólo uno y ya.

—Amigo... —dice él con un gesto compasivo, incluso hasta condescendiente.

El día pasa hasta que ya no puedo mantenerme en pie. Eventualmente, se negaron a darme más alcohol porque el sujeto es buena gente, así que antes de meterme en problemas, me voy caminando al edificio del frente del bar cuando está oscureciendo, donde vive Oliver. Escucho bocinas que quizás son para mí porque no me detengo al cruzar la calle.

—¡Jódete! —Grito ya muy ebrio, a todos los que suenan las bocinas—. Odio el Centro Norte —mascullo tambaleándome—. Odio este maldito mundo.

No tengo idea de cómo llego a la puerta del departamento de Oliver y justo cuando voy a tocar dejo de sentir todo en mi cuerpo.

Todo es oscuridad y dolor.

El silencio me ensordece y de pronto estoy con ella. Con Cassie. Luego sucede eso que siempre sucede cuando tengo esa pesadilla y, despierto.

Ella está delante de mí diciendo que todo se resolverá y que me calme. Yo le pido perdón una y otra vez. Pero estoy despierto. ¿Por qué Cassie está aquí?

Todo se empieza a distorsionar poco a poco. Cada una de las determinaciones de mi cuerpo vuelven a fallar y ya no puedo seguir moviéndome cuando mi peso cae en un sofá.

Tengo la pesadilla una y otra vez, pero no logro despertar.

De pronto escucho un sonido molesto. Es una voz cantando. Una irritante voz y una horrible canción. La cabeza me retumba tan fuerte que desearía arrancarla de mi cuerpo.

Abro mis ojos para encontrarme en un apartamento desconocido con una desconocida pelirroja bailando en la cocina. No es tan joven, pero tampoco es una vieja.

¿Dónde diablos estoy? Maldición.

Examino mi cuerpo para saber si estuve desnudo en algún momento de la noche y descubro que la hebilla de mi cinturón está en el mismo agujero.

Desastre De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora