Capítulo 40

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Thomas


Su cara se ilumina y creo que realmente me ha engañado diciendo que está bien. Eso o ella está sonriendo realmente. En este punto, no puedo decir mucho más.

Se acerca a mí y me hace retroceder, presionando sus manos contra mi pecho. Después me empuja hacia el respaldo comenzando a besarme. Normalmente ya estaría sobre ella, pero siento que está mal. Sé que ella lo quiere. Al menos, creo que lo quiere... pero tengo miedo de tocarla como realmente quiero hacerlo, lo he tenido desde el aborto.

Se sienta a horcajadas sobre mí y sé que tener miedo de tocarla y presionar mi cuerpo contra el suyo, es instintivo. Le devuelvo el beso, saboreando la dulzura de sus labios, dejándola sin aliento. Pero entonces me aparto y la sujeto por la cintura para impedir que intente imponerse sobre mí.

—Olivia, no creo... —digo y ella me mira atónita, inclinando la cabeza hacia un lado.

—¿No crees qué? —Pregunta.

No estoy seguro de cómo expresarlo, pero simplemente digo lo primero que me viene a la mente.

—Sólo han pasado cuatro días. ¿No estás aún...?

—¿Sangrando? —Me pregunta—. No. ¿Dolorida? No. Te lo dije, estoy bien.

Ella no está bien. Pero tengo la sensación de que si intento convencerla, eso se volverá en mi contra de alguna manera.

—¿Estás segura que...?

Shhh —vuelve a besarme.

—Olivia —rompo otra vez el beso.

—¿Qué? —Acaricia mis hombros y pecho con anhelo a tocar mi piel y vuelve a mirarme a los ojos—. Tienes razón —me dice apartándose y bajando de mí—. Debería, hmm... empezar a tomar píldoras anticonceptivas o algo. Sería una estupidez que nos arriesgáramos otra vez —agrega y se aleja de mí.

Eso no es exactamente lo que estaba insinuando. Por supuesto, probablemente sería mejor que fuéramos más cuidadosos esta vez por lo que acaba de pasar. Pero para ser completamente honesto, la tumbaría ahora mismo con la única intención de dejarla embarazada otra vez si eso fuera lo que ella quisiera. Si me lo pidiera. Mas tendría que ser lo que Olivia quiere y me temo que si volviera a sacar el tema ella podría tomarlo como mi sugerencia, podría sentirse culpable por perderlo y querría quedarse embarazada otra vez porque cree que es lo que yo necesito para sentirme salvado. Cuando lo único que quiero es que ella esté bien.

—Si eso es lo que quieres hacer —le digo sobre las píldoras anticonceptivas—. Entonces estoy contigo en eso.

—¿Es eso lo que tú quieres? —Me pregunta sin abandonar esa esmeralda mirada de mis ojos.

Parece una pregunta con trampa. Ten cuidado, Thomas.

Asiento lentamente.

—Quiero lo que tú quieras. Y ahora mismo creo que por tu bien es lo mejor que podemos hacer.

No hay absolutamente ninguna emoción que se pueda leer en sus ojos y me está poniendo nervioso. Finalmente asiente también y su mirada se aparta de la mía. Se desliza sobre el asiento y abre la puerta de copiloto antes de salir.

Jesucristo. Todavía hay tantas cáscaras.

Salgo del coche y la sigo.

—Mañana iré al médico, entonces, para empezar a tomarlas —informa sonriendo.

Desastre De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora