Thomas
Una enfermera entra a la habitación con un equipo de ecografía.
—Hola, hola. ¿Has bebido suficiente agua? —Pregunta de una vez y Olivia asiente—. Disculpen la interrupción, pero como ya te hicieron los estudios mientras estabas dormida, deben ver lo que hay allí dentro. No lo han hecho todavía —nos sonríe mientras se acerca a Olivia rodando el equipo.
—Claro, no hay problema —respondo e intento apartarme a un lado—. Volveré cuando terminen, entonces.
Olivia desliza su mano sobre la mía y la sostiene con fuerza lastimando los moretones de mis nudillos. Está asustada.
—No tienes que irte —informa la enfermera—. ¿Eres el padre, no?
—Sí —contesto por cortesía porque esa palabra no cabe en mí, todavía.
—Y fuiste quién la salvó, ¿cierto?
—Sí —responde Olivia—. Thomas Wells me salvó —agrega a sabiendas que eso me llena más que cualquier cosa ahora mismo.
La enfermera nota que estuvimos llorando y nos tranquiliza con su sonrisa y siguientes palabras.
—Hay ángeles que ahora cantan porque ustedes viven —dice con alegría.
Olivia sonríe con dulzura.
—Hay uno en especial del que estoy muy agradecida —asegura derritiéndome por completo a ella.
Me acerco y beso su cabeza, a lo que ella suspira. La enfermera le sube la bata a Olivia y unta un gel en su vientre con delicadeza.
—Está tibio —dice Olivia y descubro que estoy nervioso.
—Muy bien —la enfermera hace lo que debe hacer con el equipo al encenderlo y a mover el escáner; en la pantalla sólo puedo ver una gran mancha gris y una minúscula mancha negra—. Oh, aquí está. Justo aquí —marca con una longitud digital en la pantalla esa manchita—. Como te dijo el Doctor Ortiz, tienes una semana de embarazo, Olivia. Este punto negro es el saco y dentro de ese pequeño saquito está formándose milímetro a milímetro un feto.
—Madre mía —musita Olivia.
—¿Ese punto que marcaste es..., eso es mi...? —La palabra no me sale.
—Así es. Ese es su bebé, señor Wells. Está empezando apenas a formarse.
Ambos nos quedamos viendo la pantalla apretando nuestras manos con más fuerza. Ambos anonadados de que ese punto, ese diminuto bulto, sea un bebé.
—¿Quieren una fotografía impresa o no?
—No —dice Olivia—. Quiero esperar estar fuera de riesgo.
—Yo sí quiero una, por favor —respondo todavía viendo la pantalla.
La enfermera imprime la imagen que sale de la misma máquina y luego me lo entrega.
—Las primeras ya están en tu historial médico —le habla a Olivia.
—¿Usted cree que resista? —Inquiere Olivia poniéndome más nervioso.
—Como cristiana te diría que tuvieras fe —responde—. Como enfermera te diría que debes ser realista, las probabilidades son muy bajas, por eso vine para que aunque sea lo vieras —agrega y se retira con su equipo después de despedirse.
Estoy tan aterrado ahora mismo que desearía gritar. Sin embargo, este miedo es diferente. Es emocionante. ¿De verdad he creado algo que no fuese dolor y sufrimiento?
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Desastre De Amor
RomanceThomas Wells es un hombre que toda su vida ha sido atormentado y autosaboteado debido a sus demonios mentales, lo que lo ha llevado a vivir sin metas y sin las personas que ama. Sin motivo alguno para disfrutar la vida, se muda a Chicago para estar...