Me abraza fuerte como si sintiera el dolor que estoy experimentando. Me acoge en sus fuertes brazos. Me acuna para calmarme.
Suspiro conteniendo todavía entregarme a la desdicha. No quiero perder el control de mis emociones. No por Clint. Así que, recapacito y me separo de Thomas, el cual me observa detenidamente y de manera confusa teniendo su cuerpo extremadamente tenso.
—Perdón, Olivia.
—No —le pido en un susurro viendo sus ojos.
Observo sus labios. Sus suaves labios que me llaman como la luz llama a una polilla. El apremiante beso que nos dimos aún arde en los míos, y quiero seguir quemándome.
—No estoy así por ti —confieso.
—Oh... ¿Tu familia?
—¿Soy tan transparente?
—Digamos que, por lo poco que he visto, tu mamá sabe cómo agobiarte y tu hermano cómo centrarte en tu núcleo. Aunque, sí. Eres muy fácil de leer —sus manos todavía están sujetando mis brazos.
—¿Ah sí? Pues, si soy tan fácil de leer, ¿qué estoy pensando ahora mismo?
Él suspira cerrando sus ojos.
—No me hagas decirlo.
—Thomas —susurro su nombre para que me diga y él vuelve a abrir sus ojos quemándome con su intensa mirada.
—Estás pensando en nuestro beso. Estás pensando en que quieres que te vuelva a besar.
—Entonces, cállate y hazlo —le ordeno con baja voz.
Me pregunto a dónde fue a parar mi voz.
Sonríe un par de segundos, pero sus cejas enarcadas me dan a entender que tiene una lucha interna que le está ganando a sus deseos.
Sus manos se sienten tan calientes como hierro de marcar haciendo que me pregunte cómo sería ese roce sin la tela de las mangas de mi blusa. Su respiración empieza a acelerarse y su entrecejo a fruncirse. Sus manos me aprietan ambos brazos y se acerca más hasta apoyar su frente de la mía cerrando sus ojos de nuevo.
—Jesús, Olivia —susurra mi nombre dolorosamente como si pensar en besarme nuevamente es una tortura para él.
Una de sus manos se desliza a mi hombro, luego a mi espalda y después a mi cintura dejando su marca a su paso. Me presiona a su cuerpo haciéndome tambalear y tengo que sostenerme de sus hombros para no caerme, pues cada músculo de mi cuerpo de alguna manera se olvidó de hacer su trabajo. Quiero ver sus ojos pero él no lo permite.
Su otra mano sube por mi espalda hasta la parte de mi nuca levantado así mi cabeza a sus labios que están tan cerca que no sé si son éstos o su respiración que abanica mi piel.
Siento que estoy a punto de morir y que Thomas sería La Muerte en vida. Lo cual es tan contradictorio que creo que ya estoy perdiendo la razón.
Aprieta su agarre en mi cuello y luego... me mata. O me besa. No puedo decidir cuál es cuál pues estoy bastante segura que se sentiría igual.
Sus labios en mi boca se sienten como todo. Como vivir, morir y renacer. Todo al mismo tiempo. Y así me vuelvo a fundir en sus ardientes labios que queman con intensidad mi alma, tal como hace unos minutos atrás cuando me besó a la fuerza. Pero ahora, no es así, es suave y lento. Su boca es tan posesiva.
Me lleva a la pared, su mano se mueve de mi nuca a mi pierna, la levanta envolviéndola alrededor de él y luego se presiona en mí tan maravillosamente que gimo en su boca. Con eso, el beso llega a su abrupto fin.
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Desastre De Amor
RomanceThomas Wells es un hombre que toda su vida ha sido atormentado y autosaboteado debido a sus demonios mentales, lo que lo ha llevado a vivir sin metas y sin las personas que ama. Sin motivo alguno para disfrutar la vida, se muda a Chicago para estar...