Capítulo 32

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Me levanto aprovechando que está dormido. Salgo de la habitación notando que hay un baño al lado del pasillo y entro para lavar mi cara antes de irme. Pensando que quizás es mejor marcharme antes de complicarme más. Después que lavo mi cara y limpio mi boca con un enjuague bucal que está en el estante, salgo del ordenado y pulcro baño percatándome de que él está viendo por la ventana y cuando me escucha se voltea a observarme. Descubro así que, efectivamente, no estaba dormido y que al parecer nunca lo estuvo en la noche.

—Supongo que quieres que te explique porqué vine aquí —le digo girando la cabeza al pasillo evitando que mire mis ojos.

—Me lo dijiste anoche —dice.

—Eso fue sólo una excusa —confieso viendo mis manos—. La verdad es que quería estar contigo.

—Estuviste aquí conmigo.

—No como quería.

—¿Sexualmente? —Inquiere.

Cierro los ojos y me mantengo callada. Él suspira con fuerza. Volteo a verlo, pero solamente el tatuaje del león melenudo en su espalda me saluda. Ha vuelto a ver por la ventana.

—Olivia, decide de una vez. Te he dejado claro lo que puedo ofrecer. No hay un punto medio. Ya vimos que no funcionó ese punto medio. Es sólo amigos o es sólo sexo. Decide.

Si no tuviera tantas dudas decidiera, pero ahora soy un tornado emocional. Primero necesito saber, con seguridad, cien por ciento, si todavía ama a Cassie. Tengo el derecho de saberlo. Así no tenga idea de qué hacer con esa información, debo saberlo. Necesito escucharlo de sus labios.

—Últimamente todo ha estado confuso en cada aspecto de mi vida. En todo. Especialmente, en ti. Sabes que quiero tenerte en mi vida. Te dije que eres lo que quiero.

—También dijiste que no volvería el sexo entre nosotros —se gira volteando a verme—. Fuiste tú quien tuvo el control de todo. Eres tú quien decide.

—Si decidiera iniciar algo real contigo...

—Ya pasamos por eso en Texas y te fuiste.

—Pero ahora sé cuál ha sido tu tormento y si intentamos algo real, algo que...

—No será posible —niega interrumpiendo.

Soy golpeada por una comprobación de la realidad, pero se siente más como un meteorito.

Thomas y yo somos como una banda elástica. Cuando yo tiro de un lado, Thomas se encoge. Y viceversa. Por eso todo ha salido mal. Él lo ha hecho así y yo se lo he permitido.

Camino unos cuantos pasos al sillón y me coloco los zapatos pensando que quizás no estamos destinados a estar juntos. Pero, ¿acaso el destino es real?

Debo saberlo. Es ahora o nunca.

—¿Puedo preguntarte algo que tiene que ver con Cassie? —Inquiero escrutando sus indescriptibles ojos que siguen mis movimientos.

—De ella no diré nada. Todo lo que podía decir ya lo escribí en ese libro que leíste.

—Allí no dice lo que sientes ahora en la actualidad. Sólo quiero saber si todavía la amas. Por cómo escribiste sobre ella, lo que habías idealizado... liberaste allí tu dolor, no a Cassie.

—¿Fue eso lo te hizo pensar que no querías sentir amor por mí, verdad? —Pregunta desviando la atención sobre mí.

—Thomas, ahora que sé cuál es la raíz tu dolor...

—¿Cuál es la raíz de mi dolor, Olivia? —Me interrumpe encogiendo sus hombros por unos segundos—. Dímelo. Quisiera saberlo, porque ni siquiera el terapeuta lo sabe. Dímelo tú, a ver si puedes descifrarme.

Desastre De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora