Capítulo 12

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Thomas


Sólo pienso en cómo quiero seguir y dejarme llevar por ello. Sólo quiero estar con ella toda la noche. Quiero verla así todas las noches, con su sensual expresión mientras su cabello enredado cae cerca de mi piel y que yo acaricie la suya. Se ve hermosa.

¿Acaso es posible? ¿He involucrado mi corazón sabiendo que no puedo por pertenecerle a Cassie?

Pensé que vería imágenes en mi cabeza de mi pequeño ángel al besar a Olivia con tanta pasión, pero estaba tan concentrado en lo que estaba haciendo que ésta chica abarcó todo de mí. Cuerpo, mente, alma... corazón. Y tan sólo con besarnos y llegar casi a desnudarnos.

Maldita sea. Eso es exactamente lo que no quería. ¿Y si por estar con Olivia, olvido a Cassie? No puedo permitirlo.

—¿No podemos sólo fluir y ya, verdad? —Inquiere.

—No lo creo —musito paseando mi pulgar sobre su labio inferior sin dejar de sentir su caliente mejilla en mi palma.

—¿No lo crees? ¿Qué fue lo que te dañó tanto para que no puedas tener contacto físico con alguien?

Y aquí está. Sabía que preguntaría.

—Olivia... —bajo mi mano.

—¿Qué carga tienes, Thomas?

Mi carga. Jodida carga. Si le cuento, saldrá de mi alcance tan rápido como una gacela.

—Saldrás corriendo. Huirás de mí, Olivia.

Ella se queda atenta a mi ojos. Una mirada alarmante. Le permito que piense lo que sea. Mis palabras no fueron exactamente tranquilizadoras, en realidad, fueron todo lo contrario.

—Thomas —su voz sale baja—. No eres un asesino, ¿o sí?

—¿Qué? Jesús, mujer —aparto la mirada escapando de esa pregunta.

La ventana me da la salida de sus ojos por un instante. Mi mente viaja al momento cuando sucedió todo. Vienen a mí de golpe y rápidamente como flashbacks que no puedo evitar ver y escuchar.

El Te Amo.
La mirada.
El Camaro a toda velocidad.
La Carretera.
Las luces del camión.
El impacto.
El grito.
El intento de salvación.
Las luces del techo de hospital.
La cicatriz.
El juicio.
La carta.
La lápida
.

Empiezo a sentir mis ojos escuecer, el nudo en mi garganta y el dolor punzante en mi estómago.

—Olivia, ¿alguna vez te has sentido culpable por las acciones de alguien más... que no pudiste controlar?

—No creo. ¿Qué pasó, Thomas?

Vuelvo mi mirada a esa tan atrayente que quita el aliento.

—Perdí a alguien. Prometí nunca traicionarla. Porque lo que esa persona significa para mí, es la representación del amor puro. O que algún día lo fue. Y para mí las promesas son algo sagrado.

—Lo siento... Dios. Perdón. ¿Cómo...?

—Por favor, no me hagas revivirlo.

—¿Fue esa mujer? ¿Perdiste a Cassie?

Espera un minuto.

—¿Cómo sabes su nom...? ¿Acaso me investigaste?

—No, no parabas de decirlo el día que te encontré ebrio en el pasillo.

Respiro hondo llenando mis pulmones de palabras que no quiero decir, pero que al suspirar, salen de mí sin pensarlo.

—Me dejó algo suyo y se fue con algo mío —confieso dolorosamente viendo el suelo—. Eso es todo lo que puedo decir sin desplomarme completamente.

Desastre De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora