Capítulo 29

93 10 18
                                    

Thomas


Salgo de su departamento sobando mi mandíbula.

Esto es lo que me busco.

Me quedo sentado en un escalón de la escalera que nadie usa, recuperándome del mareo y pensando en lo que me dijo Olivia de que jamás se repetirá.

Jamás volveré a tenerla. Y ahora menos con mi respuesta a la pregunta de Oliver.

La puerta se abre del apartamento de Oliver y sale Grace con una bolsa de basura.

—Ojitos del Caribe, qué lindo verte —me dice sonriendo—. ¿Qué haces allí? Oh, ¿estás decidiendo si tocarle la puerta a mi hija? Te lo hago fácil, cariño —camina hasta la puerta.

—No —respondo y ella se detiene—. Vine por las cosas que dejé —señalo el apartamento de donde salió—. ¿Podría, por favor, buscarlas por mí? Es solamente ropa. Disculpe las molestias.

—Te la doblé y todo —me dice sin abandonar su sonrisa—, ya vuelvo —deja la bolsa en el suelo.

Agacho mi cabeza cerrando mis ojos luchando con la idea de volver a entrar y llevarme a Olivia de allí. ¿Qué le estará diciendo Oliver? De seguro la está haciendo sentir culpable.

—Ten, guapo —me llama Grace teniendo un tejido bolso marrón lleno de ropa—. Te regalo el bolso, yo misma lo hice.

—Gracias —tomo el bolso levantándome—. Dígale a Olivia que lo lamento.

—Deberías de dejar de lamentar tanto las cosas y sólo vivir, querido —me aconseja con un tono suave pero duro.

Me alejo al ascensor y entro sin verla pero sabiendo que todavía está allí contemplando si decido hacer algo. Al bajar, le pido al joven vigilante que abra la puerta y éste lo hace viendo el golpe que tengo en la cara.

—¿El Sr. Campbell los encontró, eh? Traté de entretenerlo el mayor tiempo posible.

—Abre la puerta, por favor.

—Bien, Sr. Wells —sonríe—. Vuelva pronto.

Cuando salgo a la calle, camino hasta el auto sintiendo pavor de que no pueda volverla a ver. Entro, pero no lo enciendo. Me quedo sentado en el auto decidiendo qué hacer.

Mentirle a Oliver fue una manera de proteger a Olivia. Si decía la verdad, si decía que de verdad la amo...

Fue lo correcto. Fue lo mejor. 

Si en realidad es lo correcto, ¿por qué coño siento que no lo es?

Mi cerebro está vagando sin rumbo fijo y mis ojos cierran cuando echo mi cabeza hacia atrás. Trato de no pensar.

No vuelvas a subir. No vuelvas a subir. No vuelvas a subir.

Me repito mentalmente lo mismo para no cometer alguna estupidez tomando la manilla de la puerta cuando me sobresalto al escuchar que tocan la ventanilla.

—Santa mierda —suelto sintiendo el corazón en la garganta al ver que Olivia ha sido la que ha tocado.

Salgo del auto y la veo tiritar del frío pues solo tiene el corto pijama de seda color rosa.

—Entra —le digo y ella lo hace sin pensarlo dos veces llegando hasta al medio del asiento, y acto seguido yo también entro—. ¿Qué sucedió? ¿Peleaste con él?

—No —murmura viendo al frente.

—¿Qué sucede, entonces?

—No lo sé. Sólo no quiero estar allí arriba. No sabía si ya te habías ido. Tampoco sabía que tenías auto. ¿Este es el auto donde tú...?

Desastre De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora