El siguiente capítulo es una adaptación al capítulo 28: El peor recuerdo de Snape, del libro Harry Potter y la Orden del Fénix.
Severus se encuentra radiante desde el día en que hizo el amor con Harry, todos han notado el cambio aunque nadie tiene porqué saber la razón, todo iba bien hasta que los Merodeadores aparecieron en su día. Había estado tranquilo disfrutando de una estupenda lectura junto al árbol a la orilla del lago, hasta que los escucho.
- Estoy aburrido – se escucha la voz de Sirius.
- Encontré algo que te divertirá mucho – dice James con un tono burlón- Mira quién está allí.
Severus levanta su rostro
- Estupendo –se ríe- Quejicus.
Severus se levanta y comienza a guardar su libro en su mochila. Cuando está a punto de irse puede ver por el rabillo del ojo como Sirius y James se acercaban. Lupin y Colagusano permanecieron sentados.
- ¿Todo bien, Quejicus? - pregunta James en voz alta.
Severus deja caer su mochila, siente un poco de miedo, la verdad que las peleas son agotadoras y no es una persona de conflictos. Saca su varita cuando comienza a levantarla, James grita.
- ¡Expelliarmus!
La varita sale volando, Sirius y James sueltan una carcajada, James lanza otro hechizo y Severus tropieza y cae al suelo, varios estudiantes que pasaban se empezaron a reunir, podía escuchar las risas y las exclamaciones de preocupación de otros, pudo escuchar que alguien mencionaba el nombre de Harry, estaba tirado en el suelo jadeando por aire, ve como ambos se acercan con sus varitas.
- ¿Cómo te ha ido en el examen, Quejicus? – pregunta James.
- Me he fijado en él, tenía la nariz pegada al pergamino – dice Sirius con burla- Su hoja debe de estar llena de manchas de grasa; no van a poder leer ni una palabra.
Un coro de risas se escuchó alrededor, Severus intentaba levantarse pero el hechizo aún estaba activo.
- Esperen y verán – dice con la voz entrecortada.
- ¿Qué veremos? -preguntó Sirius- ¿Qué vas a hacer, Quejicus, limpiarte los mocos en nuestra ropa?
- O te iras a quejar con el profesor Harrison – dice James- no puedo creer como se ha fijado en alguien como tú.
Severus suelta todas las palabrotas que le vienen a la mente mezcladas con maleficios, pero como su varita había ido a parar a tres metros de él, no pasa nada.
- Vete a lavar esa boca -espeta James- ¡Fregotego!
Inmediatamente empezaron a salir rosadas pompas de jabón de la boca de Severus; la espuma le cubría los labios, le provocaba arcadas y hacía que se atragantara.
- Basta ya – Grita una voz.
Con los ojos llorosos puede ver como una melena pelirroja se abría espacio entre la multitud.
- No te metas en esto Evans.
- Déjenlo ya, no les ha hecho nada.
- El problema es que existe – dice James mientras se ríe.
Un coro de risas se escucha alrededor.
- Te crees muy gracioso –dice con frialdad- pero no eres más que un brabucón arrogante Potter.
- Lo dejare en paz si sales conmigo –dice serio- Y nunca más levantare mi varita con Quejicus.
Mientras ambos chicos estaban metidos en su propia pelea, Severus se arrastraba hasta su varita, mientras escupía espuma de su boca.
- No saldría contigo ni aunque tuviera que elegir entre tú y el calamar gigante —le asegura Lily.
- Mala suerte, Cornamenta —exclama Sirius, y se vuelve hacia Snape—. ¡Eh!
Pero Severus es rápido y apunta con su varita a James, se produjo un destello de luz, un tajo apareció en la cara de James y la túnica se le manchó de sangre, ocasionando que James gritara por el dolor. Otro destello, y Snape quedó colgado por los pies en el aire; la túnica le tapó la cabeza y dejó al descubierto unas delgadas y pálidas piernas y unos calzoncillos grisáceos.
- Bájenlo- grita Lily.
- Lo que ordenes – sonríe James, y apuntó hacia arriba con su varita.
Severus cae al suelo, trata de ordenar su túnica y se para rápidamente, con la varita en la mano, pero Sirius lanza un petrificas totalus y vuelve a caer, rígido como una tabla.
- Basta – dice Lily mientras saca su varita.
James exhaló un hondo suspiro, se vuelve hacia Snape y pronunció la contra maldición.
- Tienes suerte que Evans te defienda Quejicus.
Severus termina de levantarse, arregla su túnica, puede sentir como las lágrimas quieren salir, tiene tanta furia en su interior que no mide sus siguientes palabras.
- ¡No necesito la ayuda de una asquerosa sangre sucia como ella!
- La próxima vez no me meteré donde no me llaman. Y por cierto – dice Lily con frialdad- yo que tú me lavaría los calzoncillos, Quejicus.
El corazón de Severus duele, pero sabe que ha dañado a su amiga o ex amiga.
- Como te atreves a hablarle así – grita James y apunta a Severus con su varita.
- No quiero que lo obligues a pedirme disculpas —le grita Lily a James—. Tú eres tan detestable como él.
Lily se va corriendo todos parecen desconcertados por un momento.
- Leyendo entre líneas, yo diría que te encuentra un poco creído, amigo mío —apuntó Sirius.
- Está bien... - Entonces se produjo otro destello y Snape volvió a colgar por los pies en el aire- ¿Quién quiere ver cómo le quito los calzoncillos a Snape?
Severus estaba seguro de que iba a llorar en ese momento, no quería que toda la escuela lo viera en esta situación, muerde su labio y cierra los ojos.
- ¿Qué sucede aquí? – gritan.
Todos voltean y pueden ver a un muy molesto profesor de defensa, Sirius y James palidecen un poco, mientras Severus suelta un suspiro de alivio, James deja caer el hechizo haciendo que Severus caiga al suelo y suelte pequeños quejidos.
- Se me van todos al castillo- dice firme- Potter, Black ustedes a dirección.
En pocos segundos el lugar queda vacío, Harry se acerca de prisa hasta el chico tirado en el suelo, lo toma en sus brazos y lo acurruca en su pecho, Severus esconde su rostro en el cuello del mayor dejando por fin salir las lágrimas.
- Todo estará bien, amor- murmura Harry, mientras acaricia la espalda del pelinegro.
- Lily me odia –llora con más fuerza.
- ¿Lily? ¿Qué ocurrió?
Entre lágrimas y jadeos Severus le cuenta lo ocurrido, Harry puede acordarse de cuando estaba en su quinto año y miro los recuerdos de Snape en el pensadero, ahora cae en cuenta que si Severus no hubiera llegado, lo más probable es que se hubiera visto en el recuerdo.
- Debes disculparte cariño, yo sé que ella entenderá y estoy seguro de que no lo dijo enserio.
Severus asiente, los lloriqueos se han calmado, solo su respiración está un poco agitada.
- Bien regresemos a nuestra habitación.
Ese día Harry permitió que Severus faltara al resto de clases, lo dejo descansando en la habitación mientras el iba a la dirección, ambos estudiantes fueron castigados con detención por dos semanas y unos cuantos puntos menos para su casa. Había un dolor en el pecho al ver por todo lo que pasó Severus Snape, cada vez simpatizaba más con el hombre que está esperando en el presente, esto es algo que ha estado pensando últimamente, si Severus se acordará de él, si quisiera tener una amistad, no sabe si se dará una relación pues él conoce una versión totalmente diferente a la adulta, son tantas inquietudes que rodea su mente, tiene que hablar con Severus sobre su regreso, que presiente puede ser pronto.