Desde la semana diecisiete los pechos de Severus empezaron a crecer, no eran como los de una mujer, solo estaban un poco hinchados, al principio esto lo hacía sentir inseguro por lo que trataba de ocultarlos de Harry, pero cuando esté se percató le hizo saber que seguía igual de hermoso y lo que lo hacía más era el hecho que su cuerpo se estaba preparando para alimentar de su hijo.
Era un sábado por la mañana cuando se despertó sentía la incomodidad en sus pechos y el roze de la tela contra sus pezones le causaba una molestia, pero esto era tolerable, decide ignorarlo. El día pasa y la molestia cada vez es más grande, cuando está en la seguridad de su habitación se quita la ropa, cuando retira la camisa suelta un suspiro, se queda solo en boxer y se sienta en la cama, lleva sus manos a sus pechos y sisea ante el dolor.
- Severus ya llegue - Harry dice entrando al cuarto, se detiene ante la vista.
- No mires - Severus grita y trata de cubrirse con sus brazos.
- Amor, ya hablamos de esto, eres perfecto.
- Aún así me da vergüenza.
- ¿Que hacías amor ? - Harry se acerca.
- Duelen mucho - murmura.
- Yo podría ayudarte.
- ¿Cómo?
Harry va hasta el cabecero de la cama, se sienta retira sus zapatos y se acomoda, descansando su espalda en el respaldo.
- Ven acá - Abre sus piernas.
Severus se acerca gatea hasta dónde Harry y toma asiento entre sus piernas y se recuesta. Harry pone sus manos en el estómago abultado, deja suaves caricias y va subiendo hasta llegar a los pechos, Severus se queja, pero eso no detiene al menor, comienza a masajear ambos pechos, toma entre su dedo índice y pulgar el pezón cuando presiona un líquido amarillento sale ocasionando que el mayor goma en sorpresa.
- Harry...
- tranquilo, solo es calostro, es normal que salga.
- ¿Cómo sabes? - jadea.
- He estado leyendo... Quiero estar lo mejor informado.
- Ni en el colegio fuiste tan aplicado - ríe.
- Tengo una razón para serlo ahora.
Luego de un tiempo masajeando el dolor se calma y sin darse cuenta Severus se queda dormido, Harry besa la cabeza del mayor y lo abraza fuerte.
Severus se encontraba en su sexto mes de embarazo, su estómago ha crecido, siendo evidente para todo el mundo que está en espera, la noticia fue recibida de buena manera por la mayoría de la población, cartas expresando sus felicitaciones y buenos deseos por el bebé Potter Snape, llegaban cada día.
Todo marchaba de maravilla, el bebé se desarrollaba sanamente y Severus se encontraba cada vez más radiante, por supuesto que había momentos no tan buenos, las náuseas y los vomitos aún continuaban, los dolores de espalda, de pies e incluso de pecho. Harry trata de hacer lo posible para que todo sea mucho mejor, prepara té o cubitos congelados de electrolitos para las náuseas, masajea la espalda, los pies y los pechos.
- ¿Estás listo amor ?
- Si, ¿estás seguro que me veo bien?
- Te vez precioso, Sev.
- Me veo gordo - hace un puchero.
- precioso he dicho - deja un beso en los labios del contrario.
- Vámonos que se nos hace tarde.
Ambos hombres se marchan por la red flu y llegan hasta el ministerio, ahora se celebran 11 años desde la derrota del señor tenebroso, cuando llegan van directo al salón donde será la fiesta, todo el mundo pone sus ojos en la pareja, algunas personas se acercan a saludar mientras ellos caminan hasta su mesa, dónde ya se encontraban sus amigos.