P.O.V. Shun
Caminé hasta la habitación de mi hermano a paso moderado, quería y requería hablar con él pero no al punto de apresurar las cosas aún. Fueron menos de 3 minutos cuando ya estaba tocando la puerta de su habitación, no era tan tarde en comparación de otras veces pero sabía que nos llevaríamos algo de tiempo hablando sobre esto.
Shun: ¿Ikki?, ¿Estás despierto? -pregunté entrando a la habitación de forma lenta para no hacer mucho ruido- permiso -susurré una vez cerré la puerta tras mío-.
Ikki: Estoy despierto, tranquilo, ¿Qué ocurre?, ¿Te sientes bien? -su voz se oía calmada, era raro escucharlo hablar tan calmadamente conmigo cuando me preguntaba por mi estado de salud- ¿Pasó algo con Seiya... -se escuchó un poco preocupado, su actitud era totalmente diferente a la que tenía cuando me preguntó a mí- o con los demás?
Shun: Todos bien, todo bien pero -hice una pequeña pausa, llamando su atención- ¿Puedo preguntarte algo, Ikki?
Ikki: Claro, ¿Qué ocurre? -se sentó en la orilla de la cama, palmeando a un lado indicando que me sentara, hice lo que pidió-.
Shun: Hace un tiempo empecé a notar algunas cosas que llaman mi atención -intenté sonar lo más serio posible, sin embargo, mi voz no ayudaba mucho-.
Ikki: ¿Algunas cosas? -me miró confundido, su semblante estaba tranquilo pero de igual manera se notaba levemente su curiosidad-.
Shun: Tus acciones con Seiya... -quería ser lo más claro y directo posible. No podía ni quería equivocarme al hablar pues era un tema relativamente "delicado", incluía los sentimientos de mi hermano y mi mejor amigo, necesitaba saber que sentía como tal cada uno aunque Ikki lo haya dicho hace poco al igual que Seiya pero, no hace mal preguntar, ¿Verdad?- Desde que salimos de vacaciones, no, desde antes he podido notar la manera en la que miras a Seiya, tu contacto o miradas hacia él van más allá de la de amigos, te noto más animado, más tranquilo, más feliz de lo que fuiste cuando éramos jóvenes, lo veo en la leve sonrisa que mantienes desde el momento donde dije el nombre de Seiya. -sonreí- Tuve mis dudas al principio sobre cómo te sentías pero no quise decirte nada porque sabía que no me incumbe pero ahora esto, de alguno u otro modo afecta a Seiya quizá no de mala forma pero me gustaría sí me permites, saber cómo te sientes respecto a él. No sé sí fue por el estrés, adrenalina o lo que sea del momento cuando estabas con Esmeralda pero me gustaría saber, ¿Qué sientes realmente por él?
Ikki: A mí -suspiró, cerrando los ojos y manteniendo sus manos cerradas en sus piernas. Era tierno verlo nervioso- realmente me gusta mucho, sé que te preocupa que sólo lo diga por decirlo porque con los sentimientos no se juega y entiendo bien pero lo que siento es real, lo sé; desde hace mucho que me siento bien con él, puedo ser un poco más yo cuando estamos juntos, me divierto cuando bromea conmigo y sé no es del tipo de personas que hace las cosas con maldad o con algún tipo de burla. Él...es una persona especial para mí, es tan amable, dulce, lindo, tierno, divertido, rudo, valiente; la combinación perfecta entre delicadeza y rudeza lo cual me encanta, su forma de actuar frente a todo me ha fascinado desde que éramos jóvenes, recientemente me he dado cuenta de lo bello que es poder pasar tiempo a su lado, inclusive en las cortas vacaciones me di cuenta de lo maravilloso que es poder despertar con él a mi lado y apreciar su rostro dormido -tomó aire, sus ojos mostraban un brillo que hacía notar que estaba enamorado al recordar a Seiya- cuando hablé con Esmeralda le dije todo eso porque sabía que ella no era lo que yo deseaba como alguien con quién pasar el resto de mi vida, no me importó que los demás lo escucharan pues ya estaba seguro de mis sentimientos. Verlo casi a diario me ha hecho feliz de formas inexplicables, su sola sonrisa me hace sentir bien, me hace olvidar todo lo malo de un día, mi cansancio se disipa cuando lo veo y no sé, quizá quisiera poder tomar su mano a diario o tener más contacto con él -finalizó, su voz fue todo el tiempo calmada y de alguna forma suave, tenía las pupilas dilatadas junto a un brillo que crecía con cada cosa que decía-.