P.O.V. Normal
No pasaron muchos días después de la declaración de Ikki, quizás a lo mucho una semana o dos.
Todos dentro de la mansión Kido se encontraban en sus propios mundos, Shiryu visitaba con más frecuencia su hogar en los Cinco Picos, Saori solucionó todos sus problemas laborales y estaba tomando un descanso de todo, Hyoga y Shun estaban en su burbuja sin poder notar la forma tan dulce en la que Ikki empezaba a tratar a Seiya.
Estos últimos se volvieron más cercanos, a petición de Ikki salían con más frecuencia a pequeñas citas organizadas por el mayor. Todo esto hacía de Seiya el chico más feliz, no era por los lugares a los que iban o los regalos que le daba Ikki, sino por el hecho de poder al fin compartir con él sin preocuparse porque fuera a ser rechazado; todavía recuerda felizmente que al día siguiente de la declaración de ambos, lo primero que recibió al despertar fueron unos suaves toques a su puerta y al abrir se sorprendió por tener al mayor frente a su habitación con una bandeja de desayuno y una sonrisa que podía jurar hizo de su mañana la mejor de todas.
Sonriendo recordó eso, distrayéndose del lugar en el que estaba, había vuelto a salir en una cita con Ikki pero esta vez al cine, ya habían ido a la feria, restaurantes, parques, paseo por la ciudad sin rumbo alguno, caminar por alguna montaña, incluso habían tenido "citas" sin salir de casa, sólo pasando el rato viendo alguna serie pero no habían tenido la oportunidad de ir al cine o bien, Ikki buscaba formas de hacer de sus "citas" algo no tan "cliché" por lo que apenas fueron al cine.
Regresando al tema principal; el castaño estaba junto al mayor haciendo fila para poder comprar las bebidas y golosinas que comerían, o al menos Seiya, mientras veían la película, la cual empezaba en 20 minutos; de algún modo u otro Ikki había permitido que él comiera tantas golosinas como quisiera, no era por otra razón más que para consentirlo aunque a veces sentía que era demasiado dulce para su pequeño castaño, le gustaba llamarlo así en secreto por el momento.
Sin haber pasado mucho tiempo y para buena o mala suerte del mayor, se encontraron con Miho, Seiya la saludó de forma normal aunque un poco apenado, no hace mucho la había rechazado y aunque ella decía que no había de que preocuparse él lo pensaba un poco, incluso más ahora que estaba en una cita con el chico por el que la rechazó pero al ver lo tranquila que estaba ella, se relajó. Sin embargo, para Miho no presentó problema ver a Ikki con Seiya, hace una semana atrás los había visto paseando por la ciudad, no se tomaban de las manos o algo que mostrara que estaban juntos pero la atmósfera alrededor de ellos era de cariño puro; Miho estaba feliz por ambos, siendo un poco atrevida pensó que ambos ya se habían declarado y sin dudar tenía razón.
Si bien, la atmósfera entre Seiya y Miho no había cambiado mucho de como era, sólo con el pequeño cambio que Miho ya no hacía esfuerzo alguno por mantener algún tipo de contacto consciente con el castaño, pues desde su niñez mantener contacto físico constante entre ellos se volvió algo familiar y común, tanto que ahora que lo hacía era de manera inconsciente, olvidando un detalle, un chico de cabellos azules los estaba viendo de reojo a unos cuantos pasos con una mirada que no demostraba molestia, sino una combinación de tristeza y cierta incomodidad pues él no sabía que Miho se había declarado y que Seiya la había rechazado por lo que hacía lo posible para ocultar su sentimiento al ver la forma tan amistosa en la que se tratan o el sentimiento de celos que se creaba en su interior y que no debía dejar salir pues no tenía derecho de decir nada ya que no era novio de Seiya, incluso si lo fuera jamás podría reclamarle o mostrarse de forma grosera frente a él.
El castaño por su parte, sólo notó un poco distraído al mayor.
Seiya: ¿Ikki? -sonrió un poco a la chica frente a él para disculparse por dejarla un segundo e ir a ver al mencionado quien volteó a verlo tan pronto como le habló- ¿Estás bien?
