P.O.V. Ikki
Ya eran pasadas las 10:00 de la noche cuando llegué a casa después de comprar diversas cosas para lo que tenía planeado para Seiya y sólo me faltaba decorar el lugar que usaría junto con la comida; dejé todo en mi auto antes de entrar a la casa, no deseaba que nadie viera lo que había comprado.
No pensé que fuera a tardar tanto así que como ya estaba algo cansado me dispuse a ir a mi habitación pero al voltear a la sala pude ver un bulto enrollado en sábanas sobre el sillón, imaginé que era Seiya y así era, sólo tenía descubierto el rostro mientras sus mejillas eran aplastadas por la sabana alrededor de su cabeza haciéndolas ver aún más lindas y daban ciertas ganas de apretarlas y besarlas más no hice nada; se veía realmente lindo y pequeño de esa manera pero sé mejor que nadie que dormir en un sillón no puede ser totalmente cómodo y más con lo mucho que se mueve él al dormir sólo terminará por caerse y golpeándose.
Pasé mis manos por debajo de su espalda y la zona de las rodillas para cargarlo y lo pegué a mi torso, no pesa tanto a mi parecer así que no me fue nada difícil cargarlo escaleras arriba hasta su habitación.
Al llegar a su habitación lo dejé sobre su cama, se removió un poco sólo para acomodarse mejor quedando de frente hacia mí que estaba sentado en la orilla de la cama. Poder apreciar su rostro mientras duerme creo que puedo decir que es lo más maravilloso que he podido ver en mi vida, sus pestañas un poco largas, su nariz tan lisa y pequeña, sus labios tan suaves y dulces...Suficiente, no debería pensar en otras cosas.
Dejé un suave beso en su frente, fue casi imperceptible pero quizás Seiya lo sintió ya que volvió a removerse en la cama.
Seiya: Hm, Ikki -balbuceó lo suficientemente alto-.
Ikki: ¿S-Sí, pequeño? -traté de sonar lo más calmado posible más me fue imposible-.
Seiya: Ven... -susurró, me acerqué lo suficiente para dejar mi oído lo suficientemente cerca de su rostro para oírlo-.
Soltó un leve quejido, volteé a verlo lentamente mientras su rostro mostraba un puchero que realmente me apetecía besar en estos momentos más la idea fue rápidamente borrada pues Seiya jaló de mí por el torso hacia la cama haciéndome quedar en una posición incómoda pues mi brazo derecho estaba apoyado en la pared evitando que mi peso cayera sobre él y mi brazo izquierda quedó sobre el colchón imitando la acción del derecho.
Ikki: Ugh, Seiya, pequeño, ¿Puedes soltarme? -traté de soltarme pero mientras más forcejeaba más fuerte me abrazaba aunque no fuera algo de lo que me quejara- ¿Qué te parece si tomo el lugar de oso de peluche gigante? -dije recordado las palabras que una vez dijo sobre la calidez que sentía cuando pude abrazarlo para dormir- ¿Está bien? Pero al menos déjame acomodarme, a este paso te voy a aplastar -me soltó ligeramente y pude moverme hasta quedar al borde de la cama mientras él soltaba mi cuello y pasaba sus brazos alrededor de mi torso-.
Consciente o inconscientemente lo abracé por la cintura, no me quedaría toda la noche, sólo en lo que se dormía totalmente. Su cabello quedó rozando mi barbilla mientras su nariz quedó en la zona de mi cuello; sin embargo, a pesar de que era un poco atrevido de mi parte bajé mi nariz para oler su cabello, olía a vainilla, es un olor suave pero que de igual forma podría oler y sentir todo el día sin cansarme.
No obstante, el aroma era tan suave que llegaba a ser relajante, tan relajante que sin darme cuenta me quedé dormido.
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Abrí los ojos en medio de la tenue luz de la habitación y me di cuenta que Seiya estaba abrazado a mí tal cual koala a un árbol, todo estaba relativamente oscuro y sólo alcanzaba a verlo a él, igual que en mis sueños.