Epílogo y Prólogo

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Era otro día normal en Tierras Verdes, donde como casi cada día, se podía ver a Hornet recorriendo el camino rústico que la llevaría hasta el nido donde cuidaban de sus hijos. Quizás las primeras veces que había tenido tomar esta ruta se había quejado de lo largo que se le hacía el camino, pero tras hacer de esto una rutina, había aprendido a disfrutar del viaje, además, a sus niños les encantaba ir allí.

Tras llegar a su destino, tocó respetuosamente la puerta y fue atendida por un escarabajo que ostentaba un gran cuerno y una afelpada barba.

—¡Hornet! Bienvenida ¿Es mi idea o llegaste más temprano de lo habitual?

—Hola Neil, sí, hoy vengo a recogerlos un poco antes, lo que pasa es que tenemos una reunión familiar importante y tenía que llevarlos conmigo.

—Ya veo ya veo, pasa, los pequeños están con Sheo, por cierto que debido a lo temprano no alcanzamos a bañarlos.

—No te preocupes por eso, ya nos haremos cargo en el castillo, permiso.

Hornet entró hasta el estudio del artista donde encontró al maestro Sheo limpiando las manchas de pintura que Chester tenía encima con un trapo, el niño estaba inusualmente tranquilo y se dejaba asear dócilmente. Pero cuando vio a su madre, algo de entusiasmo penetró en él y saludó con un chillido, uno bastante apagado para alguien tan energético como él, por supuesto la mestiza de inmediato se preocupó por esto.

—Chester cariño ¿Estás bien?

—No creo que sea nada de lo que debas preocuparte Hornet —la tranquilizó Neil—. La falta de ánimos de Chester la tienen sus hermanas también y es algo normal para su edad.

—¿Qué quieres decir?

—Que pronto tendrán su primera muda.

—¡Oh!

Esta noticia la puso feliz, una madre siempre se enorgullece de los pequeños logros de sus hijos y ahora ocurriría un evento de suma importancia ¡Su primera muda! Pronto lucirían un caparazón más resistente y serían menos vulnerables, claro que aún dependerían de ella para que los cuidara, pero aún así se alegraba mucho por ellos.

—Ah, mi pequeño Chester, así que te volverás un niño grande ¿Eh? —Tomó a la cría en sus brazos que se acomodó en ellos y cerró los ojos—. Es raro tenerte tan decaído, en fin, tal parece que tendré unas vacaciones muy tranquilas.

—¿Se va de vacaciones? —Preguntó Sheo.

—Oh sí, estuve adelantando trabajo las últimas semanas para asegurarme unos días de absoluta libertad, con Quirrel y los niños nos iremos a descansar a Boca Sucia y... Cierto que no les avisé. La próxima semana no hará falta que cuiden de los niños.

—Ah... Ya veo... 

La noticia repentina entristeció un poco a los escarabajos, pero tampoco se lo tomaron mal, sería solo una semana, ellos también estarían libres para dedicarse a otras cosas y pronto volverían a ver a los retoños.

—Entonces le deseo unas buenas vacaciones, espero que las disfrute mucho.

—Gracias, vamos niñas.

Llamó a las pequeñas que estaban recostadas sobre un sillón descansando, también estaban faltas de energía, pero no tanta como para no caminar por ellas mismas hasta la canasta donde serían transportadas. Una vez que todos los bebés estuvieron dentro, Hornet se despidió de los escarabajos, les dio su paga y partió con sus hijos rumbo al Palacio Blanco donde se reuniría con Quirrel y el resto de su familia, ese día ocurriría un evento muy importante y todos habían sido convocados.

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