Desprecio

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Nuevos rumores recorrían los pasillos del palacio Blanco y amenazaban con extenderse más allá de sus impolutos muros, estos hablaban triángulos amorosos, de celos y de una cruel disputa entre dos hermanos que luchaban por el amor de una mortífera mantis. A pesar de los esfuerzos que hacía Ogrim, no había forma de parar estas habladurías, dentro de poco este escándalo llegaría a la prensa.

Para fortuna del viejo escarabajo pelotero, nadie culpaba a su rey de lo que ocurría, la más perjudicada en toda esta situación era Orquídea. Big era un monarca amado y temido, al que conocían bien, que hasta el momento había tenido una conducta intachable y jamás se le había conocido pareja alguna.

En cambio la mantis era una recién llegada de la que nadie sabía nada, que pertenecía a una raza con la que el reino había estado enemistado desde tiempos muy antiguos y que no hacía ningún esfuerzo por llevarse bien con los demás. Era obvio que las culpas recaerían sobre ella. En cuanto a Hollow, a él solo lo veían como una pobre víctima de esta insecto, al fin y al cabo, ya había sido engañado antes varias veces por su tendencia confiar ciegamente en los demás y pensar siempre lo mejor de todos, ya era habitual que se metiera en algún lío.

Estas habladurías se veían reforzadas por las actitudes que tomaron ambos. Mientras que Big se mostraba prudente y distante con Orquídea, Hollow continuaba actuando de forma mimosa y amable con ella, de hecho era el único en todo el castillo que no la miraba con desprecio, incluso los otros contenedores no querían acercarse a ella influenciados por el actuar de los demás insectos. Era por esto que la mantis cada vez se sentía más deprimida y frustrada.

Ahora Orquídea se encontraba en los baños del castillo lamentando su triste existencia. Se suponía que era una invitada, pero se sentía como prisionera, una encerrada en una jaula de oro, con su cuerpo debilitado y siendo considerada la peor escoria del reino ¿Cuánto más iba a caer? ¿Cuanta más humillación se vería obligada a aguantar? ¿Era este el castigo que recibía por tener aquellos pensamientos prohibidos por un insecto que no era una mantis?

Lo peor de todo era que su condición no haría más que empeorar, había elegido la peor época del año para abandonar Páramos Fúngicos, estaba a punto de entrar en celo. Pronto empezaría a expeler fermonas de forma constante y descontrolada atrayendo a todos los machos compatibles de los alrededores. Normalmente las hembras que no deseaban dejar descendencia se recluían juntas en un lugar acondicionado para eso, donde descansaban lejos de la presencia de los machos y tenían sus métodos para enfrentar este ciclo de la forma más favorable, pero ahora estaba sola en un lugar desconocido ¿Qué iba a hacer?

Se sentía muy tentada a escapar, pero no tenía forma de hacerlo, no conocía bien el palacio y nadie parecía interesado en ayudarla, y luego de casi ser asesinada por una sierra que salió misteriosamente de la nada dejó de intentar huir.

Suspiró y se sumergió una última vez en el estanque de agua tibia donde estaba descansando. Jamás en su vida soñó que podría disfrutar de semejantes lujos, estos baños eran una maravilla, todo allí lo era, la comida, las camas, los jardines. Sin embargo, con gusto cambiaría todo eso con tal de volver a casa, estaba harta de ser menospreciada y sobre todo de no tener nadie con quién hablar.

Hollow era el único que le prestaba atención pero no era como si se pudiera comunicar libremente con él, además de que él tenía sus propias responsabilidades de caballero y no podía estar con ella todo el día. De hecho parecía más ocupado de lo que debería, tenía la impresión de que le estaban dando más trabajo a propósito para mantenerlo alejado de ella.

Orquídea en medio de su desesperación y soledad había comenzado a hablarle a las estatuas del Señor de las Sombras. Ella no era particularmente religiosa, pero si este famoso dios que alababan realmente existía, al menos él la escucharía, y el sentir que alguien lo hacía le daba un mínimo de consuelo. Por supuesto, no esperaba que le fuera a cumplir sus deseos ni que la ayudara, solo buscaba desahogarse.

JamásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora