Cuidando al enemigo

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En medio de aquel vasto vergel que la dama blanca había reclamado como suyo, una joven mantis yacía derrotada a los pies de una guerrera de piel pálida, que emanaba tanta elegancia como misterio a través de sus tupidas ropas y su corona de cabello que caía hacia abajo. La insecto estaba derrotada, más no sometida y aún con el fuego del resentimiento brillando en sus ojos,se atrevió a gritarle a aquella que la había hecho caer.

—Bueno ¡Qué esperas! ¡Acaba conmigo! —Gritó la chica furiosa.

—¡Mi! Le'mer no debería buscar su fin con tanta vehemencia. Nahlo, nahlo. —La forma extraña en la que esta hembra hablaba denotaba que era una extranjera, no parecía dominar el idioma del lugar muy bien.

—Solo el fin le espera a una mantis que ha sido derrotada ¡Ya no puedo presentarme ante los míos! Acaba conmigo y ahórrame la vergüenza ¿Quieres?

—Che' no quiere finalizar a una chica tan joven, che' no podría.

—Eres cruel... Destrozas mi vida y luego no quieres repararla.

—Le'mer tuvo responsabilidad, invadió los jardines de Meled' reina. Che' debía detenerla, no es su territorio, pero che' no gusta la violencia y no quiere que una chica tan joven termine Moina ¿Wai Le'mer no regresa a casa con su familia? Ellos seguro preocupados.

—¿Moina es muerta? —La forma en la que hablaba le dificultaba un poco entenderla— Da lo mismo. Si me ven en este estado y adivinan mi derrota ante el enemigo jurado, nada bueno me deparará el destino.

La caballero plateada ladeó la cabeza curiosa. Ella conocía las brutales costumbres de las mantis, pero no las comprendía ¿Cómo podían condenar a alguien solo por perder? Todos pasan por momentos de debilidad pero eso no significa que alguien sea débil. Miró a la chica que tenía al frente con pena. Pobre mantis, alguien tan joven no merecía ver su futuro destrozado por tan poco cosa, al fin y al cabo ella era Ze'mer, una de los 5 grandes, pocos o ninguno podrían igualarla en fuerza, estaba condenada a la derrota desde el momento en que empezaron a luchar.

Suspiró y tomó una decisión. No podía dejarla abandonada a su suerte ¿Qué clase de caballero sería si lo hiciera? Quizás Driyya la regañara por semejante acto de insensatez, después de todo esta niña pertenecía a la tribu que se oponía a su amado rey, pero simplemente no podía abandonarla, algo en ella le gritaba que la ayudara. Se agachó y le extendió la mano a la mantis.

—Ven. Che' va a cuidar de Le'mer hasta que se ponga bien y pueda regresar a casa, nadie sabrá que perdió. Es promesa. ¿Cuál es Le'mer nombre?

La mantis la miró con una expresión de desconcierto, casi como si creyera que estaba loca. Pero en su situación desesperada no tenía nada que perder. Sabía que era un deshonor aceptar ayuda de un enemigo, pero en el fondo de su corazón ella deseaba vivir y si esta extraña caballero le ofrecía esa oportunidad, pondría todas sus esperanzas en ella. Extendió su garra y confió ciegamente.

—Me llamo Clover.

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Ogrim abrió los ojos despertando de sus ensoñaciones. Por un instante una vieja memoria que creía perdida había resurgido en su mente. El primer encuentro entre su querida amiga Ze'mer y aquella mantis que luego sería su amante. Aquella fue una tragedia inevitable que nadie pudo prever, ojalá él hubiera podido hacer algo en su tiempo, pero como siempre, no se daba cuenta de nada. Siempre los dramas transcurrían a su alrededor sin que él lo notara y para cuando por fin se daba cuenta, ya era demasiado tarde, toda ayuda era inútil.

JamásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora