Operación de Rescate

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El corazón de la mantis latía como un pequeño tambor en su pecho, la tensión que soportaba era tremenda, miedo y emoción danzaban en conjunto en su interior alborotando su mente y haciendo tambalear su determinación. Estaba traicionando la confianza de Big y Hollow, pero esperaba que la perdonaran, ellos más que nadie debían comprender sus sentimientos de amor hacia su familia y el deseo de protegerlos.

Así fue como en  una tarde trazó un plan completo de fuga y rescate el cual puso en marcha esa misma noche. A la hora de dormir, como acostumbraba, se tomó una taza de te junto a su pareja, pero en la de Hollow vertió una infusión de hierbas para dormir, de tal forma que durmiera hasta el día siguiente, cuando tuviera que levantarse para ir a la guerra.

Como siempre Hollow se quedó con ella en su cuarto y en cuanto cayó dormido, Orquídea se levantó de la cama, cogió su ropa de incógnita y se escabulló lejos del palacio. Ya conocía aquel recinto como la palma de su garra, por lo que sabía por dónde huir sin que la detectaran los guardias, el palacio tenía la particularidad de que era más difícil entrar que salir.

Una vez fuera, se aseguró de ocultar su identidad y consultó el mapa que había traído consigo, logró obtener uno en la biblioteca del palacio, esperaba que eso fuera suficiente para no terminar perdida en la intrincada red de túneles de Nido Profundo. Pero ya que su primera parada se ubicaba en la zona civilizada de ese reino, aprovechó las comodidades que ofrecía y tomó un ciervo hasta poblado distante, por fortuna tenían servicio nocturno.

Una vez allí le tocaba averiguar dónde estaban las celdas de los prisioneros, el mapa que tenía no era tan detallado como para incluir información de ese tipo, además de que por motivos estratégicos no era algo que dirían al público general, así que le tocaba averiguarlo por su cuenta.

¿Pero cómo obtener semejante información? A veces la respuesta más obvia era la correcta y no había mejor forma de encontrar un lugar que preguntando, pero para alguien como Orquídea eso estaba algo alejado de sus posibilidades. Nido Profundo estaba a pocas horas de entrar en guerra con la tribu mantis, cualquier insecto de esa especie no era bienvenido, por lo que tendría que utilizar métodos alternativos.

En cuanto bajó de la estación se enfrentó a su primer problema, el lugar estaba siendo custodiado por un vigilante. Tras un vistazo notó que no se trataba de un individuo demasiado fuerte, probablemente era una araña débil pero veloz, con la labor de dar la alarma en caso de ver algo sospechoso y así mandar a traer guardias que si valieran la pena. Pero Orquídea tenía confianza en sí misma, no solo era fuerte, también era rápida, así que en cuanto bajó de su transporte y el bicho se acercó a interrogarla, prácticamente se esfumó de su vista para luego aparecer por detrás y noquearlo.

Ya superado ese problema, era el momento de averiguar que dirección tomar. Se ocultó entre las sombras y el hilo de las viviendas de la villa, acechando a la presa perfecta que la ayudaría en su misión. Primero pasó un devoto muy robusto, lucía como un grandioso rival con quién luchar, pero no era lo que buscaba. Luego de unos momentos quedó a la vista otra posible candidata, una araña gorda y algo mayor con aspecto severo, la mantis lo pensó unos momentos y la descartó, parecía demasiado terca.

Transcurrió un largo rato antes de que alguien más pasara por su escondite, pero valió la pena esperar pues esta vez se trataba de la presa perfecta, una araña borracha que se tambaleaba camino a casa. Quizás había tenido la brillante idea de tomarse un trago antes de la batalla del día siguiente, pero fuera cuál fuera la causa de su estado, a Orquídea no le interesaba, ella solo quería obtener toda la información que este individuo pudiera proveer.

Tensó sus músculos y se agazapó en su escondite esperando que su presa se acercara lo suficiente, su tambaleo hacía algo complicado planear un ataque efectivo, pero podía lidiar con eso.

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