Una Borracha y un Nombre

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Orquídea se sintió aturdida por la realidad que le había presentado Ogrim, Hollow estaba interesado en ella y pretendía hacerla su novia esa misma noche. Lo correcto sería rechazarlo pero no se sentía capaz de eso, ella también lo amaba y sobre todo lo deseaba, no estaba segura de si tendría la fuerza de voluntad para negarse todo aquello que quería, definitivamente necesitaba un trago, ya no estaba de humor para bailar más.

Caminó hasta la barra ignorando a Hollow que trataba de llamar su atención, por desgracia para el contenedor, otra chica interpretó que sus señas eran para ella y tuvo que bailar con una mariposa muy efusiva. 

La mantis se acercó a la mesa y observó los distintos vasos con líquidos de colores, no conocía ninguno de esos licores, lo que se preparaba aquí no tenía nada que ver con lo que había en Páramos Fúngicos. Decidió preguntar al encargado de la barra.

—No conozco ninguna de las bebidas que sirven aquí ¿Qué trago me recomienda?

El cantinero la miró algo preocupado, él pertenecía a la servidumbre del castillo y estaba enterado del rumor que decía que Orquídea estaba allí para dar a luz al heredero del rey, ignoraba si ya había concebido o si lo haría pronto, pero dadas las circunstancias, no era buena idea que bebiera alcohol, podría afectar a los retoños, por lo que se apresuró a ofrecerle una bebida que fuera apropiada para su supuesto estado.

—Creo que el ponche de Florazno le gustará mucho, es una bebida aromática muy agradable —dijo sirviéndole un líquido violeta con un trozo de fruta en su interior.

—Muchas gracias.

Orquídea se alejó de la barra ignorando la naturaleza de la bebida que le habían dado.

Este ponche era una bebida sin alcohol que se preparaba hirviendo aguardiente con floraznos y algunas especias. El florazno era un fruto de Tierras Verdes que se caracterizaba por su sabor perfumando y por ser absorbente. Al hervirse con aguardiente retenía todo el alcohol y expulsaba sus aceites aromáticos, dejando una bebida dulce con un ligero regusto amargo, que era apta para todo tipo de personas, incluso niños. Por supuesto, el alcohol no desaparecía, quedaba contenido en la fruta, pero todos sabían que la fruta no había que comerla, excepto por Orquídea.

Aquello fue una lástima, la mantis en realidad era una persona muy responsable con el consumo de alcohol, la única vez que se emborrachó fue durante la fiesta de su mayoría de edad, y la resaca que sufrió fue tan horrible que juró que nunca más iba a beber así, hasta la fecha había cumplido y si hubiera sido por ella, habría seguido así.

Se bebió su trago y se dio cuenta de que no tenía alcohol, se preguntó si el encargado de la barra creería que las mantis no tenían resistencia, pero de todos modos no se quejó, porque la bebida estaba tan sabrosa que quería otra. 

Terminó tomándose tres vasos y comiéndose tres trozos de fruta, luego de los cuales se sintió mareada y confundida. Trató de caminar hacia donde estaba Big pero cada vez se le hacía más complicado mantener el equilibrio y la elegancia, hasta que finalmente tropezó y terminó en el suelo.

Afortunadamente para ella, quien primero se dio cuenta de la situación fue Shadow, quien se agachó junto a ella para ver como estaba.

—(¿Estás bien? ¿No es muy temprano para que te emborraches?)

—¿Big? ¿Eres tú? ¿Te encogiste?

Shadow meneó la cabeza consternado, miró a su alrededor buscando a Hollow quien ahora lucía muy incómodo bailando con una escarabajo obesa, siempre le pasaba lo mismo, las chicas no lo dejaban en paz en las fiestas y su falta de habla no le permitía defenderse.

JamásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora