En una acogedora cueva en la zona baja de Nido Profundo, la reina araña y su consorte se encontraban esperando ansiosos y felices que la matrona terminara de revisar a sus hijos.
Hornet estaba radiante de alegría, tarareaba una linda canción mientras sus manos hábilmente enredaban su seda para dar paso a la creación de bellas prendas de vestir, específicamente ropa infantil.
La mayoría de las arañas solían preparar el ajuar de sus hijos antes de que nacieran, al fin y al cabo, todas las arañas tenían la misma forma y más o menos el mismo tamaño al nacer. Pero en el caso de Hornet, el aspecto de sus hijos era un misterio y no tenía forma de saber qué clase de prendas serían apropiadas para ellos, por eso ahora habían nacido se encontraba tejiendo a toda velocidad al menos un conjunto para cada uno. Quirrel la observaba admirado, Hornet amaba tejer (no lo sabría él que tenía muchas más pañoletas, capas y frazadas de las que realmente necesitaba), pero ahora parecía disfrutarlo más que nunca.
Suspiró al pensar en la montaña de ropa que haría para los pequeños, sus hijos podría pasar cualquier tipo de necesidad, pero jamás tendrían frío.
De pronto notó que la matrona venía de vuelta de revisar a los niños, ambos se acercaron a escuchar lo que tenía que decir sobre los retoños.
—Felicidades a ambos, y en especial a ti Hornet, has traído al mundo a una princesa araña perfecta —dijo mostrando a la cría que tenía en los brazos—. Claro, obviando el hecho de que solo tiene cuatro ojos y 6 extremidades, pero son más que suficientes para arreglárselas y sobrevivir.
—¿Entonces está bien? ¿Está sana?
—Claro, está sana y es fuerte. Parece haber heredado los genes de su abuela. Por lo que he podido apreciar será grande, podría acercarse al tamaño de Herrah.
Hornet parpadeó sorprendida, eso era más de lo que esperaba, considerando que ni ella ni Quirrel eran muy altos. Pero si su pequeña había obtenido los genes de su abuela era algo estupendo, no le costaría imponer respeto a su alrededor y podría gobernar fácilmente. Aunque la idea de que su bebé se volviera tan gran que pudiera cargarla a ella le incomodaba un poco. Suspiró algo abrumada, en cuanto la princesa estuviera lista para ser reina, abdicaría a su favor y se iría a vivir una vida tranquila a Bocasucia, aunque para eso faltaban muchos años aún.
—Ven aquí pequeña —Hornet extendió los brazos y la matrona le pasó a su hija— Así que serás una niña muy grande ¿Eh? Seguro que sí, y además una buena tejedora.
—Tiene grandes posibilidades con eso, —corroboró la matrona acercándose y tocando el final del cuerpo de la niña del cual extrajo una pequeña hebra de hilo—. La calidad de su seda es excepcional, es firme, suave y muy brillante, impondrá respeto entre otras arañas con semejante material, aunque dependerá de ella el que transforme su seda en prendas de ropa de categoría.
—Te enseñaré todo lo que sé, en pocos años estarás tejiendo prendas tan bonitas como esta que hice para ti.
Sacó la capa que había tejido para la bebé, era muy similar a la que ella misma usaba, pero obviamente con un tamaño apropiado para la niña. Esta cubría su torso pero dejaba su abdomen de araña a la vista. Como acababa de tejerlo era blanco, pero pretendía teñirlo, tenía la intuición de que un rojo suave le quedaría bien.
En cuando la cría estuvo vestida, esta comenzó a frotar su rostro con la tela, le encantaba lo suave que era y reía feliz.
—Creo que tengo su aprobación.
Hornet orgullosa le pasó la cría a Quirrel quien la acunó un momento antes de ponerla en una cuna portátil que tenían con ellos, aunque la niña no parecía tener ganas de dejar a su padre, pues le agarró un dedo y lo sujetó con todas sus fuerzas. Quirrel sintió que se le iba a salir el corazón del pecho de amor.

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Jamás
FanfictionLas mantis son fuertes, frías, despiadadas y por sobre todo, jamás se enamoran. Así es como debe ser una mantis, en especial un mantis Lord. Solo la perdición le espera a aquellos que osan romper las reglas, esto Orquídea lo sabe muy bien, por eso o...