El problema de los clubes nocturnos era que, después de un par de horas, comenzaban a palpitarte los oídos.
Me separé de Josh y señalé la puerta de la terraza.
– Voy a salir. –le grité. Él asintió y siguió bailando. No parecía del todo ebrio, pero sí un poco descolocado. Lo mismo que Tyler. Aunque tal vez fuera su reacción natural al soundtrack de Mamma Mia, totalmente comprensible.
Cuando crucé la puerta, me di cuenta de que la terraza estaba repleta de fumadores. Y si había algo que no toleraba, era el cigarro; el mero olor me producía arcadas. Así que decidí ir al baño. Pero, sorpresa, estaba repleto de chicas retocándose el maquillaje, o llorando, o vomitando, todas hablando a gritos. Desesperada por un lugar pacífico en el que pudiera descansar un poco de todo el ambiente, decidí usar la salida de emergencias.
Apenas cerré la puerta, toda la música disco desapareció y fue como haber llegado al cielo. Un cielo que olía a basura podrida y lucía como un callejero sin salida, pero daba igual. Lo único que se escuchaba eran coches a lo lejos, y el bullicio de la ciudad a distancia. No había nadie, estaba sola.
Soltando un suspiro del alivio, saqué mi móvil para checar la hora. 12:10 am. Tiempo de buscar a Tyler y a Jun, y regresar a Vincent. Pero primero me merecía un par de minutos de paz y tranquilidad solitaria. Me apoyé de la pared de ladrillos y cerré los ojos.
Justo después, el sonido de la puerta abriéndose bruscamente me hizo pegar un salto del susto.
– ... ¿Josh? ¿Qué haces aquí?
Josh se tambaleó un poco al bajar el escalón, pero cerró la puerta y me sonrió.
– Te estaba buscando.
– Bueno –me despegué de la pared y caminé de regreso a la puerta–, me encontraste. Ya podemos regresar. Tengo que buscar a Tyler y a... –me detuvo, colocando sus manos en mis hombros.
– Shhh... no tenemos que irnos todavía.
Me tensé. Cogí sus manos y las aparté de mis hombros.
– Yo sí. Es tarde. Con permiso.
Esta vez no cogió mis hombros. Colocó sus manos alrededor de mis codos, inmovilizando mis brazos. Mi móvil resbaló entre mis dedos, cayendo al suelo.
– Vamos a ver, guapa –se acercó aún más, obligándome a retroceder–. Llevas toda la noche haciéndome ojitos. Antes nos besamos. Ahora por fin estamos solos.
Ah, y vaya beso. Resulta que no, no toda experiencia cuenta para el currículo.
– Josh –solo cuando estuve contra la pared me di cuenta del error que fue retroceder–, estás borracho. Regresemos dentro.
– En un rato –su mal aliento me hizo torcer la nariz en una mueca de desagrado, y cuando acercó su cara a la mía, mi cabeza instintivamente buscó alejarse.
– Josh, quiero irme de aquí –intenté soltarme, pero me sujetaba fuerte, y ahora estaba intentando besarme– ¡Josh, para!
La puerta se volvió a abrir, y el alivio que me invadió fue inmesurable.
– ¡Ey! –llamé al chico que acababa de aparecer– ¡¿Puedes echarme una mano?!
Josh seguía sin alejarse, pero me sentía más segura ahora que había otra persona aquí. Cuando el chico estuvo lo suficientemente cerca, sin embargo, todo lo que hizo fue darle una palmada a Josh en el hombro, con una sonrisa espeluznante.
– Justo vengo para eso. Buen trabajo, Josh.
Abrí los ojos como platos.
– ¡No! ¡NO! ¡AYUD-
ESTÁS LEYENDO
Evolution ©
Teen FictionCOMPLETA. El plan era sencillo: mudarse a Vincent's Town, olvidarse de su ex, y disfrutar en lo posible de su último año de instituto antes de comenzar su verdadera vida en la universidad. Por supuesto, cuando elaboró su plan, Audrey Bouffard no tom...