24.1. Con seguro.

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No estoy enamorada de Kurt.

En verdad no.

No tengo sentimientos por él.

No siento nada por él en absoluto.

« ... Nop. Otra vez »

Suspiré.

... No siento nada por Kurt. No siento nada al verlo. Nada más que la desesperada lujuria de los homo sapiens alfa. Eso es todo. 

Ni siquiera me gusta.

« ... A lo mejor si haces el truco de las velas unidas por un hilo y lo cortas... »

Cállate. Solo, cállate.

... Además, ya lo había intentado. 

La vida era más fácil cuando solo tenía que preocuparme por mis frustraciones sexuales. 

Incluso ahora, fingiendo que escuchaba a mi profesor de Literatura Clásica, sentía una agitación extraña en la boca de mi estómago al pensar que al acabar la hora vería a Kurt otra vez.

Jamás había deseado tanto que lo que sentía en el estómago fuera diarrea y no jodidas mariposas psicológicas.

Ya era viernes, así que supongo que no todo era una completa mierda. Más o menos. La semana lo había sido. No en lo referente a los entrenamientos, sin embargo; desde esa perspectiva, había sido probablemente la mejor semana desde que muté a gamma. Estaba arrasando. ¡Logré incluso contener la reacción de mi mutación por cinco segundos seguidos!

Del resto, había apestado.

No podía mirar a Kurt a los ojos.

No podía mirar a mi madre a los ojos.

No podía mirar a Terrence a los ojos.

Sí podía mirarme a mí misma a los ojos en el espejo, pero últimamente solo lo hacía con el propósito de regañarme. Es que, ¡¿cómo pude dejar que esto sucediera?!

Sentimientos

Ew.

Cuando me había mudado a Vincent, había estado tan segura de que eso no iba a suceder. Iba a enrollarme con chicos diferentes. Tal vez incluso tener sexo. Pasármela muy bien. Y luego empacar mis maletas para Inglaterra. Entonces ahí que iba a divertirme con chicos británicos. Y de intercambio. Podría haber tenido un trío. Quizá incluso conocer el amor de mi vida, quién sabe.

Puede que los planes se hubieran aplazado por el tema de que puedo electrocutar cosas y todo eso. Pero la intención había permanecido.

Sin embargo, ahora ni siquiera podía pensar en TOM HIDDLESTON sin compararle con Kurt Dötzell.

¿Se entiende? ¿Se entiende lo serio que es mi problema? Necesitaba cirugía urgente en el hipotálamo.

– Y eso es todo por ahora –el profesor Pharrell dando por finalizada la clase me hizo volver al presente–. Ya sé que hoy es viernes, pero les recomiendo que vayan comenzando a estudiar porque, como deberían ya saberlo, el examen es la próxima semana.

Todos en la clase se quejaron. 

Yo tampoco contuve mi graznido, pero por una razón diferente.

No había escuchado ni una sola palabra de lo que ese señor había dicho en toda la clase. Mi problema era tan serio que estaba comenzando a afectar mi educación. Necesitaba... necesitaba... necesitaba aprender a contener mis reacciones para poder salir y encontrar a otro chico. Un clavo saca a otro clavo y todo eso. Quien sea que fuera, sería más fácil de reemplazar que Kurt Dötzell cuando me mudara, eso seguro. 

Evolution ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora