11.1. Energos.

1.4K 134 35
                                    


Yesterday...

All my troubles seemed so far away

Now it looks as though they're here to stay

Oh, I believe in yesterday.

Suddenly , I'm not half the man I used to be

There's a shadow hanging over me

Oh, yesterday came suddenly.

Estirándome con pereza, me tomó un rato darme cuenta de que la canción no era producto de mi imaginación. De que estaba despertando, y la música formaba parte de la realidad.

Parpadeé, adaptándome a la luz de...

¿Qué carajos?

No estaba en mi habitación. No estaba en ningún lugar conocido.

Me incorporé de golpe, y mi cabeza no lo agradeció. Gemí, llevándome una mano a la frente.

– Joder...

Cuando dejé de ver borroso por el mareo, le eché un vistazo al entorno desconocido. La habitación en la que me encontraba era pequeña, pero tan abierta que no lo parecía. A mi izquierda había puertas deslizables de madera oscura, que supuse ocultaba un clóset. Justo después, había una puerta que tenía toda la pinta de dar a un baño. En la pared frente a la cama había una pantalla plana enorme, rodeada de baldas repletas de libros. Y a mi derecha, no había una pared: una simple barandilla de metal separaba el suelo de lo que parecía ser un vacío.

Até los cabos rápidamente. El loft de Kurt. Estaba en el piso de arriba.

¿Por qué demonios...?

Los recuerdos no tardaron en llegar. Vinieron todos de sopetón, y jadeé.

Mis ojos bajaron directamente a mis manos, estudiándolas. No había nada raro en ellas, ni en la piel de mis muñecas.

« Tal vez lo imaginé todo »

... O tal vez no.

Aparté las sábanas y salté fuera de la cama. Descalza, bajé la escalera con rapidez y nerviosismo.

– ¡¿Kurt?! –llamé, mientras bajaba– ¡¿Terrence?!

– Nop.

Un rubio estaba de pie frente a las hornillas de la cocina, moviendo con una espátula lo que sea que hubiera en la sartén. Volteó su cabeza y sonrió con fanfarronería.

– Mejor aún: Jagger.

Miré a mi alrededor, buscando a alguien más.

– ¿Dónde está Terrence? –le pregunté– ¿O Kurt?

– Salieron hace poco –dejó la espátula a un lado y se giró para darme su atención–. Solo fueron a buscar croissants. Terrence dijo que te gustaban.

Tomé una inhalación profunda, seguida de una exhalación profunda, y repetí el proceso mientras me apoyaba de la barra de desayuno.

– Woow, vale, okey –Jagger dio un paso en mi dirección, pero debió de haber visto algo que le hizo replantearse, porque se detuvo y alzó las manos–. ¿Por qué no te sientas, preciosa?

– Quiero ir a casa –miré la puerta.

– Yo también, pero soy tu niñera hasta que lleguen los croissants y me han ordenado explícitamente que no te dejara salir. –señaló con un asentimiento el taburete alto a mi lado– No van a tardar mucho.

Evolution ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora