20.2. Deseo.

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Al principio, me parece que me quedé en shock.

Literalmente paralizada.

Pero cuando sentí sus labios moverse contra los míos, fue como si hubieran disparado un cohete directo hacia un lago de gasolina en mi interior.

Ni siquiera luché para contener el gemido que se me escapó.

El ronroneo profundo que retumbó en el pecho de Kurt mientras me apretaba más contra su cuerpo duro y asomaba su lengua para delinear mi labio inferior... fue lo que me hizo cruzar la línea sin retorno.

Abandoné por completo la lógica y la racionalidad. Lo mandé todo a la mierda. Abandoné todo menos mi deseo. Dejé caer mi bolso al suelo del pasillo desierto y alcé ambos brazos como desesperada. Con uno rodeé su cuello, y con mi otra mano, metí mis dedos en su pelo como lo había soñado mil veces.

Tomó mi iniciativa como luz verde y su lengua finalmente invadió mi boca sin delicadeza. Sin suavidad. Su beso se tornó agresivo y puramente sexual.

Una de sus manos encontró mi trasero y apretó con ganas. Gemí contra su boca y tiré de su cabello, besándole con más fiereza, entregándome por completo. Su otra mano bajó por el interior de mi pierna, y la subió, enroscándola sin vacilación alrededor de su cadera. Justo como había imaginado millones de veces.

No me iba a poner tímida ahora. Le di rienda suelta a mis fantasías y me impulsé hacia arriba, enroscando ambas piernas a su alrededor... Y eso le encantó. Emitió un sonido ronco que me hizo trizas por dentro, y ahuecó mi culo con ambas manos, apoyando mi espalda contra la pared más cercana.

Solía pensar que si algún día terminaba cediendo a mi deseo y hacía alguna locura como esta, las llamas que sentía por dentro cada vez que Kurt me tocaba finalmente se apaciguarían. Pero era todo lo contrario. Todo. Lo. Contrario. Ardía por dentro. Me estaba quemando. Me sentía desesperada, y solo había una cosa en mi cabeza. Quería más

Tiré de su pelo con ambas manos, y Kurt mordió mi labio en respuesta. Gemí y apreté mis piernas a su alrededor. Un delicioso gemido ronco surgió de su garganta y se apretó aún más contra mí. Me vi presionada contra todos esos músculos con los que había soñado durante semanas, y llegué a pensar que tal vez, seguía soñando.

Pero no. Era demasiado real. Lo sentía todo de él.

Y no me iba a contener ahora.

Deslicé una de mis manos por su cuello hasta su hombro, y luego hasta su brazo. Tal y como había querido hacer la semana pasada, clavé mis uñas en sus bíceps. 

Un gruñido casi animal vibró en su pecho. 

Hundió su lengua en mi boca con más vehemencia, besándome como un muerto de hambre. Sus dedos apretaron la carne de mi trasero con más intención, y me presionó contra el centro de sus caderas.

Si no hubiera tenido la boca ocupada, habría jadeado al sentir lo que sentí.

¡Riiiing!

El sonido de la campana, anunciando el fin de la hora académica, me sobresaltó. 

Reaccioné de inmediato y desenrosqué mis piernas de las caderas de Kurt, regresando mis pies al suelo. Le aparté tan pronto como escuché la primera puerta del pasillo abrirse.

Evité mirar a Kurt mientras el pasillo comenzaba a poblarse de estudiantes. Pero escuchaba su respiración acelerada, e incluso eso me ponía acalorada. 

Me sentía conmocionada. Como... perdida. ¿Qué demonios había ocurrido?

Cogí mi bolso del suelo y me apresuré de camino a mi clase de Lengua, a solo unos metros de distancia. Ni siquiera pensé en la posibilidad de rozarme con alguien y causar un accidente. Necesitaba alejarme de Kurt. 

Evolution ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora