五十九

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NamJoon estuvo a punto de golpear a Taehyung sino fuera por los guardias que reaccionaron a tiempo y lo alejaron del príncipe

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NamJoon estuvo a punto de golpear a Taehyung sino fuera por los guardias que reaccionaron a tiempo y lo alejaron del príncipe.

— ¡De todos los hombres con lo que mi hijo pudo estar tuvo que entregarse a ti, maldito desgraciado! — NamJoon era sujetado fuertemente por los guardias, pero eso no impedía que insultara al príncipe.

— Creo que ya tenemos una respuesta. — anunció el rey. — así que dudo que tengan que hacer algo aquí. — se dirigió esta vez a los Kim, ignorando olímpicamente al doncel que se negaba a dar la cara o hablar.

— ¡Primero le confíe a mi hijo y terminó arrojándolo a ese infierno y ahora es su hijo el que hace lo mismo que usted! — NamJoon continuó, a pesar de que los guardias le exigieran que se callara.

El rey negó con la cabeza, ignorando todo lo que decía NamJoon. Hyoyeon miró apenada a los Park y luego a Jimin, ellos no merecían eso, así que dejando de lado su temor se atrevió a hablar.

— Su majestad. — llamó al rey. El hombre la miró, temiendo lo peor, pues tras ese escándalo cualquier doncella quisiera rechazar al príncipe y cancelar la boda. — lo que dicen aquellas personas es cierto. El bebé que carga Jimin sí es de Taehyung.

— ¡Eso no es cierto, su majestad! — gritó la señora Shin, encaminándose hacia su hija y sujetándola fuertemente del antebrazo. — No digas mentiras, Hyoyeon, tú no eres de aquellas jovencitas. — la clara amenaza de su madre no intimidó a la joven, quien más que decidida se soltó del agarre y miró a Taehyung.

— Ese bebé es suyo, príncipe Taehyung. — Hyoyeon no parecía mentir, pero el pelinegro aún tenía sus dudas. — Jimin era un sirviente en nuestra casa, lo ha sido desde que un hombre se lo vendió a mi madre, cuando él apenas tenía cinco años. Él no recordaba nada de su pasado y eso fue algo de lo que se aprovechó mi madre.

— N-no es así, su majestad. — trató de defenderse la señora Shin al percatarse de que el rey también estaba atento al relato de su hija.

— ¡Ya basta, mamá! — le gritó la jovencita. — No mientas tan descaradamente. Sé sincera por una vez en toda tu vida y admite que maltratabas a Jimin, hasta que te enteraste que el bebé que esperaba era del príncipe Taehyung y sacaste nuevamente provecho de eso.

Taehyung miró a la señora Shin, al igual que lo hizo SeokJin, quien al instante quiso lanzarse encima de la mujer.

— ¿Usted fue quien golpeaba a Jimin hasta dejarlo malherido? ¿Usted fue quien le dio los latigazos? — la señora Shin no se molestó en contestarle al príncipe, al contrario, fingió que nada de lo que había dicho su hija era cierto e ignoró olímpicamente las preguntas de Taehyung.

— ¡Te voy a matar, desgraciada! — gritó SeokJin, dirigiéndose a la señora Shin, quien al ver al doncel castaño no dudó en esconderse detrás de un guardia.

El chico de ricitos de oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora