二十六

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— ¿Te gustan? Y-yo hablé con mi madre el día de ayer y ella me aconsejó que una de las más significativas y bonitas flores eran estas, pero si a ti no te gusta n-no hay ningún problema, porque puedo b-buscar otr-

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— ¿Te gustan? Y-yo hablé con mi madre el día de ayer y ella me aconsejó que una de las más significativas y bonitas flores eran estas, pero si a ti no te gusta n-no hay ningún problema, porque puedo b-buscar otr-

La explicación del príncipe se vio interrumpida cuando los delgados brazos del doncel lo rodearon. Había pasado mucho desde la última vez que lo abrazó y podía decir que este era su segundo momento favorito de su corta vida.

— Gracias... — susurró Jimin, alejándose para seguir admirando el ramo de lirios rosas que Taehyung le había obsequiado. — están muy bonitas y a decir verdad, estas son una de mis flores favoritas.

Taehyung no pudo sentirse más orgulloso de haber hecho caso a su madre y haber cortado los lirios rosas que la mujer cultivaba.

— Y... ¿Piensas decirme cómo encontraste ese lugar?

Jimin de inmediato dejó de sonreír y pasó a sentarse en el pasto, dejando a un lado el ramo de lirios y palmeando a su lado, para que Taehyung lo siguiera. El príncipe no dudó ningún segundo en hacer caso y sentarse a su lado.

— Cuando tenía alrededor de diez años, la señora y yo tuvimos un percance. — Jimin tragó grueso, tratando de evitar recordar que aquel día la señora lo había azotado por primera vez y que si no hubiera sido por la intervención de SeolHyun, probablemente él no estaría vivo en ese momento. — ella se enojó mucho y yo estaba tan asustado que huí de casa, ni siquiera empaque nada, solamente salí corriendo de la casa sin mirar atrás y entre tantas lágrimas tampoco miraba hacia adelante. — rio bajito, aunque en verdad no tuviera nada de gracioso aquel suceso. — estuve corriendo por lo que para mí fueron horas y pensaba seguir haciéndolo si es que no me hubiera tropezado con una piedra y hubiera caído justo encima de las margaritas de aquel lugar... mi lugar favorito en todo el mundo. Ese día me quedé hasta muy tarde admirando las flores y tratando de calmarme, y cuando sentí que era suficiente regresé a casa. Desde ese entonces considero aquel lugar como un santuario que me tranquiliza... me llena de paz.

Taehyung se sintió ligeramente triste, pues aunque Jimin haya descubierto aquel lugar de una manera no tan agradable, igualmente lo había encontrado y convertido en su santuario.

— No pongas esa cara de tristeza, mi vida no es tan trágica como lo piensas. Sé que en cualquier parte del mundo hay mucha gente que padece aún más que yo.

— ¿Y por eso aguantas tanto, Jimin? — aquella pregunta no se lo esperaba el doncel y eso fue muy notable, pues su boca entreabierta, como queriendo decir algo y sin poder hacerlo, lo demostraba. — ¿No quisieras salir de esa casa? ¿Dejar de ser un sirviente y tal vez terminar tus estudios? ¿No quieres aprender a escribir?

Las mejillas de Jimin se sonrojaron, pero este no dijo nada, solo mordió su labio inferior.

— Jimin, todo depende ti, sé que tú quieres escapar de esa casa y dejar de ser-

— Se me está haciendo tarde, Taehyung. Mañana nos vemos. — tomó su ramo de lirios y se colocó de pie, ignorando olímpicamente al príncipe, quien sujetó su mano, tratando de impedir que se marchara.

— Yo te puedo ayudar, Jimin, solo acepta mi ayuda y todo quedará atrás. — para ese momento Taehyung estaba dispuesto a enfrentar a su padre y madre con tal de que Jimin viva con ellos en el palacio. Estaba dispuesto a todo con tal de tener al doncel a su lado.

— Me tengo que ir Taehyung, gracias por las flores. — fue lo único que se atrevo a decir el doncel antes de zafarse del agarre del príncipe y huir.

 — fue lo único que se atrevo a decir el doncel antes de zafarse del agarre del príncipe y huir

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— No sé qué pude hacer mal, JiHong.

— Ya le dije que usted no hizo nada malo, joven príncipe. — contestó el consejero, observando a su príncipe tendido en su cama, como había estado desde que llegaron por la mañana, y con pocas ganas de levantarse.

— Pero su expresión cambió apenas le dije que lo ayudaría.

— Eso es porque hay muchas personas que no desean recibir ayuda. — dijo sin pensarlo mucho, recibiendo una mala cara de parte del príncipe. — Está bien, lo entiendo. Discúlpeme joven príncipe.

— Sé que él necesita ayuda, estoy seguro de eso, JiHong, pero no sé qué hacer para convencerlo de que yo estaré ahí para él.

— Tal vez podría ganarse un poco más su confianza y luego explicarle que puede ayudarlo si es que se casa con usted.

Taehyung nuevamente miró mal a su consejero.

— No pienso ayudarlo a cambio de que se case conmigo, JiHong. Yo quiero darle su libertad y no podré hacerlo si es que se la quitó al instante de dársela.

— Pero recuerde el trato que tiene con su padre. Solo le quedan cuatro meses para presentarle al rey a su pareja ideal.

— Mi pareja ideal es Jimin, JiHong, tú bien lo sabes.

El consejero asintió, escuchando a su príncipe en todo momento, sin pensar que alguien podría estar espiándolo detrás de la puerta.

— ¿Qué escuchaste, Sujin? — la pregunta de la reina fue directa, ni siquiera esperó a que su doncella cerrara las puertas de su alcoba.

— Lo suficiente mi reina. — dijo con orgullo la doncella, tras cerrar la puerta. — El príncipe sí está cortejando a una persona, pero no a cualquiera, sino a un doncel.

El rostro de la reina fue un poema, pues no solo estaba sorprendida, también totalmente enojada.

— Un doncel no puede reinar al lado del príncipe. No lo permitiré. — susurró la mujer, apretando con fuerza la falsa de su vestido.

 — susurró la mujer, apretando con fuerza la falsa de su vestido

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El chico de ricitos de oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora