三十七

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La mirada que recibió de parte de su padre le hizo saber que se encontraba en problemas

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La mirada que recibió de parte de su padre le hizo saber que se encontraba en problemas. Sin embargo, era algo que se esperaba desde que llegó a las puertas del palacio y fue obligado a bajar de su caballo, para luego ser escoltado por los guardias del rey. Taehyung no tenía miedo del castigo que, probablemente, recibiría sin embargo la maravillosa noche que pasó al lado de Jimin compensaba todo.

— ¿Dónde estuvo toda la noche, joven príncipe? — no hubo preocupación o comprensión en su mirada y mucho menos en sus palabras, solo frialdad en combinación con algo de enojo, que era totalmente válido, pues su comportamiento, al huir del baile, no fue el mejor.

Taehyung solo sonrió, sin saberlo realmente, mientras recordaba el cuerpo de Jimin y la manera en la que se abrazaron poco después de haber conocido el amor carnal.

— ¡Contésteme, joven príncipe! — el grito acompañado del fuerte golpe en la mesa regresó al príncipe a la realidad, esa realidad donde su padre, totalmente exacerbado, le pedía explicaciones y no de la mejor manera.

— Su majestad, sé que mi comportamiento no fue el mejor, pero solo salí con el único objetivo de-

— Su madre y yo lo hemos estado pensando, joven príncipe. — interrumpió el rey. — y aunque ha sido una decisión difícil hemos llegado a la conclusión de que está totalmente listo para ascender al trono y desposar a la princesa del reino vecino, ella-

— ¡Me niego! — dijo tan rápido como se le fue mencionado, interrumpiendo en el proceso a su padre y ganándose otra mirada llena de enojo. — S-su majestad, discúlpeme, pero mi corazón ya tiene dueño. — trató de explicarse, pero su padre se negó a escucharlo.

— Usted y yo teníamos un trato, joven príncipe, un trato que usted rompió al huir de esa manera del baile y no presentarme al dueño de su corazón. — el rey no estaba siendo precisamente delicado al hablar con su hijo, pero sí totalmente justo. — así que su madre y yo hemos decidido que su compañera de vida será la princesa Kim Seulgi, ella es una jovencita muy educada y luego de enviar una carta a su reino tenga por seguro que empezaremos con los preparativos.

— ¡No pueden hacerme eso! — y aunque Taehyung sabía que debía comportarse al estar frente a su padre la simple idea de desposar a Kim Seulgi lo alteraba. — No puede hacerlo, padre. — suplicó. — anoche huí de la fiesta para ir a visitar el único doncel que es dueño de mi corazón. Estuve con él toda la noche.

— Anoche le faltó el respeto a su pueblo y a sus padres, y aún así espera que tenga algo de consideración con usted, joven príncipe... — Taehyung sabía que su padre no era un hombre que diera su mano a torcer, nunca lo había hecho y al parecer en esta ocasión tampoco lo haría. — Para este momento no le creo nada de lo que me está diciendo, joven príncipe y más le vale comenzar a hacerse la idea de que será el futuro rey y que su reina será la princesa Seulgi. Ahora retírese de mi despacho, que su castigo empieza desde esta mañana y no será levantada hasta nuevo aviso.

— ¿A qué se refiere? — Taehyung sabía que aquel castigo prohibía sus salidas mañaneras, pero quería creer que su padre era una persona buena y comprensiva. Sin embargo...

— Usted bien sabe que me refiero a sus salidas, joven príncipe.

Taehyung frunció su ceño, con todas las intenciones de retar a su padre, pero antes de que articulara palabra alguna en su defensa, fue sujetado por los guardias del rey y sacado a la fuerza del despacho de este.

Solo fue soltado una vez que estuvo dentro de su habitación, en donde lo esperaba su fiel consejero, quien, al igual que él, tenía la orden de permanecer en la habitación del príncipe, haciéndole compañía y encargándose de su alimentación, pues durante todo el trayecto hacia su alcoba uno de los guardias le había explicado que su castigo consistía en permanecer dentro de su habitación con vigilancia las veinticuatro horas y en compañía de JiHong.

— Dentro de unos minutos llegaremos con su desayuno, joven príncipe. — le avisó uno de los guardias, antes de cerrar la puerta con seguro.

Taehyung se encontraba totalmente furioso; sus manos hechas puños, su ceño fruncido y sus labios apretados solo demostraban la cuarta parte de todo lo que estaba sintiendo. No podía creer que había sido encerrado y que ahora estaría siendo vigilado las veinticuatro horas del día. Eso no era un castigo, sino una encarcelamiento, según el príncipe.

— Joven príncipe, lo lamento mucho. — susurró el consejero, manteniéndose alejado de su príncipe, pues temía que este descargara parte de su enojo con él.

Taehyung no contestó, solo se sentó en el suelo de la habitación y pensó en todas las maneras de huir nuevamente, pues no quería casarse con Seulgi y mucho menos dejar de encontrarse con Jimin.

Taehyung no contestó, solo se sentó en el suelo de la habitación y pensó en todas las maneras de huir nuevamente, pues no quería casarse con Seulgi y mucho menos dejar de encontrarse con Jimin

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El chico de ricitos de oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora