十七

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Taehyung se despertó muy temprano aquel día, más temprano de lo que cualquier sirviente lo haría, por lo que tuvo que despertar a su consejero, quien ahora no deseaba dejar la cama y mucho menos ir al riachuelo

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Taehyung se despertó muy temprano aquel día, más temprano de lo que cualquier sirviente lo haría, por lo que tuvo que despertar a su consejero, quien ahora no deseaba dejar la cama y mucho menos ir al riachuelo.

La mañana estaba demasiado fría y la niebla había cubierto las calles del reino, pero eso no detuvo a Taehyung, el joven estaba demasiado emocionado y lo que menos iba a hacer era faltar a su encuentro o fallarle a Jimin.

Durante todo el camino se escucharon bostezos, tanto del consejero como del guardia, pero también la voz de príncipe, quien al parecer había despertado con mucha energía y ganas de hablar.

Al estar cerca al riachuelo, Taehyung bajó de su caballo, al igual que su consejero, dejando a los animales al cuidado del guardia, quien nuevamente les aseguró que estaría esperando por ellos.

— Joven príncipe no corra. — le advirtió JiHong, tratando de seguirle el paso a Taehyung, quien prácticamente estaba corriendo. — Joven príncipe, no-

— Espérame aquí, JiHong.— fue lo único que dijo el príncipe antes de seguir su camino.

El consejero asintió, a pesar de que no quiso hacerlo, obedeciendo finalmente la orden de su príncipe,

Taehyung continuó caminando hasta llegar a la orilla, en donde milagrosamente se encontraba Jimin. El pelinegro no hizo nada más que agradecer mentalmente a todos los dioses por hacer posible su encuentro con aquel doncel.

— ¿Esperaste mucho? — Taehyung no tenía intenciones de asustarlo, pero eso fue lo que logró hacer al tocarlo por el hombro.

Jimin se estremeció, prácticamente saltó en su sitio, pero al voltear se tranquilizó.

— En realidad acabo de llegar hace unos pocos minutos... — susurró el joven, viendo cómo Taehyung se sentaba a su lado. — No esperé mucho. — volvió a hablar al ver que el pelinegro no tenía intenciones o no sabía cómo empezar con una conversación.

— ¿Enserio? Eso es bueno, porque... bueno, porque hace frío y t-te... — Jimin negó con la cabeza, mientras reía. — ¿Por qué te ríes? — preguntó de inmediato el pelinegro al ver que el doncel reía.

— ¿No sabes cómo empezar con esto, cierto?

— ¿Es tan notable? — Taehyung se sintió apenado, había luchado bastante para conseguir un primer encuentro y lo estaba arruinado.

— Sí, pero no te preocupes, yo tampoco sé cómo empezar... — Jimin miró sus manos, comenzando a arrancar el pasto que crecía en la orilla del riachuelo en un vago intento de distraerse de ese incómodo momento.

— Lo siento, tal vez solo te estoy haciendo perder tu tiempo. — Y se sintió aún más avergonzado al soltar lo que pensaba.

Jimin se atrevió a mirarlo y negando, le sonrió, tratando de transmitirle algo de confianza para que comenzara a hablar.

— No es así, Taehyung. — susurró. — pero si no quieres que de verdad pierda mi tiempo podemos empezar por conocernos. Lo único que sé de ti hasta el momento es tu nombre, ni siquiera sé tú apellido o si tienes algún familiar.

Taehyung se animó de inmediato, su sonrisa se dejó ver y por primera vez Jimin podía decir que ese rostro lleno de emoción se parecía al de un niño.

— Mi apellido es Kim. Soy Kim Taehyung.

— El mío es Shin. Soy Shin Jimin. — dijo con orgullo el doncel, quien en todo momento se mantuvo con una sonrisa en el rostro.

Taehyung hubiera querido grabar de alguna manera esa sonrisa, tal vez hacer un retrato de Jimin sonriendo para poder verlo todas las veces que quisiera, pero sabía que por el momento era imposible.

— ¿Tengo algo en la cara? — preguntó Jimin, sonrojándose de inmediato y llevando sus manos a su rostro.

Taehyung rio y negó de inmediato, apartando las manos del rostro más bonito que hasta ese momento había visto.

— No, no es eso, solo que tú eres muy lindo... — y el color pintó las mejillas del príncipe, quien de inmediato alejó sus manos de las del doncel.

Jimin se sonrojó por igual y relamió sus labios, desviando la mirada hacia el riachuelo, que por el momento parecía más interesante que ver a Taehyung. Este último, por su parte, se quedó igual de callado que el rubio.

Ambos chicos no sabían cómo actuar, ninguno de los dos había conocido el amor de pareja, ni algo parecido a este, pero al menos uno de ellos estaba seguro de que lo quería conocer a como dé lugar y que la única persona que le hacía sentir de una manera única era el joven que se encontraba delante suyo.

— Me tengo que ir... — dijo el rubio, colocándose de pie, reduciendo cualquier oportunidad de Taehyung de detenerlo.

— ¿Mañana nos volveremos a ver? — preguntó el príncipe, colocándose de pie por igual.

Jimin solo asintió y prosiguió a retirarse.

Jimin solo asintió y prosiguió a retirarse

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El chico de ricitos de oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora